Otoño, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es la época templada del año que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de septiembre, octubre y noviembre. Como en todas las estaciones del año, en otoño se repiten unos patrones típicos de cada época: se atrasa el reloj una hora, caen las hojas de los árboles y engordamos y nos enamoramos con más facilidad. También se celebra Halloween, salen las primeras setas, se asan castañas y sobretodo, llega la temida plaga de lesiones a can Barça.
“Nos ha vuelto a pasar lo mismo del año pasado”, admiten y se lamentan en el club azulgrana. El maleficio es tal que el Barça ha calcado, a estas alturas de temporada, el número de lesiones del curso anterior. Hasta ocho futbolistas han caído por el camino de este inicio de campaña, coincidiendo la mayoría de ellos con el segundo parón de selecciones.
Christensen, Sergi Roberto, Bellerín, Koundé, Araujo, Frenkie De Jong, Kessié y Memphis Depay cayeron en los primeros once partidos del curso pasado. Ocho efectivos que estuvieron entre 11 días (Kessié) y tres meses (Araujo) de baja en un tramo de la temporada en el que te juegas seguir adelante en Europa.
Curiosamente son también ocho los jugadores que ya se han ido a la lona en la presente campaña. Pedri, Koundé, De Jong, Lewandowski, Raphinha y Lamine Yamal ocupan la enfermería mientras que por ella también han pasado Araujo e Íñigo Martínez, que fichó por el Barça lesionado de la fascia plantar. Pedri debe volver pronto y a Lamine hay que mimarle. Raphinha es duda para el clásico de finales de octubre, Lewandowski deberá forzar para llegar mientras que De Jong y Koundé están totalmente descartados.
Nada ha cambiado de una temporada a otra salvo el nivel de los rivales en Europa. El Barça la pasada campaña tuvo que ir a Milán sin De Jong, Koundé ni Araujo y se la jugó en casa frente al Inter también sin Christensen. Lastrado como nunca en defensa, el equipo azulgrana concedió una derrota y un empate que le condenó en Europa. Ahora, sin embargo, el Barça respira aliviado en la Champions. Suma seis puntos de seis posibles tras la visita a Oporto y el grupo es mucho más asequible que el del año anterior.
Todos debemos aceptar que las lesiones son inherentes al deporte. Son multifactoriales y se debe trabajar concienzudamente para prevenirlas a todos los niveles, pero desgraciadamente nadie tiene un varita mágica para borrarlas del mapa. Son como las meigas, aunque no existan (o se disfracen de molestias) “haberlas, haylas”. Ahora, hace tres años y dentro de cinco, con unos servicios médicos y con otros.
Lo más preocupante es que los estudiosos de la materia coinciden: irán a más. La sobresaturación del calendario y los cambios de rutina entre club y selección son dos generadores importantes de dolencias que atacan a los clubes y deportistas sin piedad. Las conclusiones de los estudios son alarmantes y, lejos de frenarse, la tendencia de lesionados va al alza.
Existe una necesidad urgente, imperiosa, de cuidar a los jugadores y vaciar el calendario. Cuanto más jueguen más se lesionarán, menos veremos a los buenos sobre el campo, se necesitarán más jugadores para afrontar las temporadas y bajará el nivel general del fútbol.
Los organismos deben gestionar con cabeza el producto y las selecciones nacionales aplicar el sentido común. ¿Qué tipo de práctica del medievo es llamar a filas a Lamine Yamal, cojo, para hacerle pasar unas pruebas médicas que ya había hecho en Barcelona? Las federaciones rompen la dinámica de entrenamiento de los clubes, les cambian la rutina de trabajo a los jugadores y les exponen más al riesgo de lesión.
Las selecciones deben cuidar más a los futbolistas que reciben prestados y las decisiones las tienen que tomarlas los protagonistas junto a sus clubes y no al revés. No tiene ningún sentido para la salud del deportista que los partidos de selecciones interrumpan tres veces la temporada regular durante el primer trimestre de competición. El propio entrenador del Barça, Xavi Hernández, propuso concentrar el fútbol de combinados nacionales durante un mes a final de temporada.
Francamente, no parece una mala solución. Las lesiones siempre existirán. Pero o se arregla este sinsentido del calendario, o nos acabaremos cargando la máquina de hacer billetes.