Muy malos tiempos para el fútbol español. La Liga, que ha cambiado a los grandes bancos españoles por EA Sports como sponsor principal, ha pasado a ser la sexta competición en inversión en fichajes del panorama internacional. En 2019 era la segunda, con un desembolso de 1.301 millones de euros, tan solo por detrás de la Premier League, que alcanzó los 1.549 millones. Hoy, la Premier sigue creciendo de manera desbocada y sus clubes tienen músculo para gastar 2.800 millones en contrataciones de jugadores. La Liga cotiza a la baja, con un Barça fuera del mercado y un gasto total de 440 millones.
Si bien es cierto que va camino de ser la liga más sostenible de Europa, también se ha convertido en la más pobre de las cinco grandes. Más cerca de los 230 millones invertidos en la Eredivisie holandesa que de los 748 kilos que ha gastado la Bundesliga. Todo ha ido a peor desde que se fueron Cristiano y Messi.
Duele como culé tener que decir esto, pero la verdad es que Florentino Pérez tenía razón. Cuando decidió salir a dar la cara en El Chiringuito de Pedrerol para presentar el proyecto de la Superliga ante el mundo entero, el presidente del Real Madrid tenía razón. Se equivocó en el escenario y en las formas, pero acertó en el contenido. Tanto Josep María Bartomeu, implicado en la creación del proyecto desde los cimientos, como Joan Laporta, en la fase de impulso, le apoyaron, pero no han sido suficiente para convencer al resto de grandes clubes europeos. La Liga española va a menos y pierde capacidad para competir en Europa.
Las desigualdades ya son abismales en la propia competición doméstica, con un Real Madrid cuyo límite salarial asciende a 727,5 millones de euros y es el único que ha podido gastar 130 millones en fichajes; la mayoría en el de Jude Bellingham. El Barça, cuyo límite salarial se reduce a 270 millones, no ha invertido más que 3,4 en la contratación de Oriol Romeu. El Atlético de Madrid, por primera vez, tiene el límite salarial por encima del club azulgrana con 296,4 millones.
Solamente el Chelsea, con un desembolso de 462 millones, ha invertido más que toda la Liga española este verano. El PSG se ha quedado cerca: 350 millones. Ambos clubes, como el Manchester City --241 millones--, están subvencionados por el dinero de Arabia Saudí, Qatar o Emiratos Árabes. Esta es la principal amenaza del fútbol europeo, y la prueba fehaciente de ello es que tan solo la liga de Arabia ha gastado más en fichajes (956,88 millones) que la Ligue 1, la Serie A, la Bundesliga o la Liga.
Un dinero, el de los países árabes, que no solo financia a grandes clubes de Inglaterra y Francia, sino que se ha convertido en un sustento esencial para FIFA y UEFA. El Barça, desinflado tras la pandemia, es el principal perjudicado de esta coyuntura. La Superliga, su principal arma para combatirlos, está fuera de juego.