El caso Rubiales ha hecho caer muchas caretas en el mundo del fútbol. La fuerza de los aficionados de a pie y del poder político, sobre todo del gobierno socialista, ha provocado la caída de un presidente que ha transitado durante su mandato de escándalo en escándalo. Charco que ve, charco en el que se mete. El último uno impregnado de lodo machista del que por suerte no ha podido salir. Pero la caída de Rubiales va acompañada del silencio atronador de muchas instituciones deportivas y de la mayoría de futbolistas, que se han colocado, de manera inadmisible, de perfil.
El presidente de la Federación convocó una asamblea de la Real Federación Española de Fútbol con la idea de agrupar a sus “barones” y que le rindieran pleitesía. Quería una foto de unidad. Las territoriales acudirán sin rechistar, todas menos la Federación de Vizcaya, la única que ha mostrado un ápice de dignidad ante el escándalo de Sidney. Ojalá la caída del actual presidente sirva para poner fin al sistema clientelar de la Federación en la que el presidente parte y reparte (y se lleva la mejor parte) entre unos súbditos que dicen sí a todo a cambio de cuatro migajas. Ojalá el organismo que dirige el fútbol español deje de ser el cortijo del tío Paco.
Más allá de las federaciones… ¿dónde están los clubes de Primera? Solo el Getafe, en una reunión informal y el Cádiz, por su enemistad con la RFEF, se han dignado a abrir la boca. El Barça primero transmitió que no se posicionaría y ante el lógico revuelo generado aseguró que esperaría a las explicaciones de Rubiales. ¿Qué explicaciones hay que esperar acerca de un acto machista como este? La única opción es condenarlo y exigir responsabilidades.
El Barça se declaró un club antirracista, antihomófobo y antimachista por estatutos. ¿Qué sentido tiene dicho gesto si te muestras tibio, frío, gélido ante una agresión sexual a una exfutbolista del club? Los valores y aplicar tu lema de més que un club deben estar indudablemente por encima de una relación cordial que puedas tener con la Federación. Hay momentos y situaciones que no admiten medias tintas y esta era una de ellas.
Con el Barça, como mínimo, ha habido un debate. Nadie exige respuestas ni posicionamientos al Madrid. ¿Por qué nadie se atreve a pedirle a Florentino que su club se pronuncie al respecto?¿Por qué nadie critica al club blanco al no mostrarse contundente contra un acto machista?¿Por qué el Madrid puede actuar como un ente ajeno al mundo que le rodea? Cabe recordar que la apuesta por el fútbol femenino blanca llegó años después de la del Barcelona y por obligación. Y que ante la petición de mejoras por parte de las futbolistas de la Roja fueron las del Madrid las que dejaron en la estacada a sus compañeras, en una estrategia urdida en la planta noble del Real Madrid.
Y si el fútbol es de los futbolistas… ¿por qué prácticamente ninguno ha salido en defensa de su compañera? Ganaron el Mundial el domingo. Ayer hicieron público su apoyo a Jenni Hermoso Isco y Borja Iglesias. ¿Por qué no aparecen las figuras de Barça, Madrid o Atlético para apoyar a una compañera de profesión víctima de agresión sexual? ¿Tan difícil resulta para un futbolista hombre entender que un beso se comparte, no se impone y que lo que hizo Rubiales es un ejercicio de abuso de poder y de violencia sexual intolerable?¿Por qué son incapaces de empatizar con las futbolistas mujeres?¿Por qué no dan ejemplo por una vez?
Tuvo que llegar la prensa internacional y el poder político del país para hacer ver al mundo del fútbol y sus aledaños que lo de Australia fue asqueroso. Al final el presidente tuvo que hacerle caso a los “gilipollas” (así nos calificó horas después del partido) “que querían darle bola a ese gesto”. Lamentablemente, si la prensa internacional y el poder político no hubiesen puesto el grito en el cielo, aquí no habría sucedido nada.
El fútbol español y parte de la prensa patria habrían pasado este gesto por alto, como una anécdota de la que no hay qué hablar porque “quita reconocimiento a las heroínas que ganaron un mundial”. Por suerte el Gobierno, la oposición y los estamentos estuvieron a la altura y le dieron la relevancia que el acto merecía. Hay que felicitar a Miquel Iceta, Ministro de cultura y deportes, que ayer confirmó que si la asamblea de la Federación no hacía nada lo haría el CSD. Puso al presidente de la Federación en un callejón sin salida y le forzó a dimitir. Rubiales caerá hoy pero durante los últimos días han caído muchas caretas.