Joan Laporta quiere ver a Joao Félix vestido de blaugrana sí o sí, Xavi Hernández reclama un lateral derecho como si no hubiera mañana, y puestos a pedir también exige un centrocampista ofensivo… No hay que ser ningún catedrático de matemáticas de Harvard para darse cuenta de que las cuentas no salen por ningún sitio. Y es que estamos hablando de incluir tres refuerzos más en la plantilla, cuando a día de hoy hay serios problemas para inscribir. Algunos incluso no han podido estrenarse en el primer partido oficial de la temporada, como es el caso de Marcos Alonso, Iñaki Peña e Íñigo Martínez, si bien este último está de baja por una fascitis plantar.
Así pues, para plantear aún tres llegadas, es evidente que el club ha de quitarse lastre, pese a quien le pese. Dos nombres están en boca de todos y parece hasta un poco de perogrullo repetirlos, pero lo vamos a hacer por si hay alguien recién llegado de Marte. Estamos hablando de Clément Lenglet y Sergiño Dest. El central francés, que sigue deshojando la margarita entre marcharse a Arabia o quedarse en Europa, ve cómo en el club le están apremiando para que se decida de una vez por todas, mientras que el lateral estadounidense se considera ya un caso totalmente perdido: sin ofertas sobre la mesa, se está estudiando rescindir su contrato de manera unilateral.
Pero la salida de este par de desahuciados aún no genera suficiente margen salarial para dar cabida a los tres refuerzos. Y aquí es donde los responsables del Barcelona han de saber gestionar bien tanto el talonario como las emociones. Porque ya no estamos hablando de jugadores ninguneados, tanto por el staff como por la afición, sino que tocaría sacrificar a un futbolista de caché. Dos nombres están sobre la mesa, con el hándicap de que ninguno de los dos quiere salir: Ansu Fati o Ferran Torres.
El primero, al que se le considera un patrimonio del club o al menos así lo ha manifestado públicamente Xavi, ha empezado la temporada con más ganas que nunca, demostrando con goles y eficacia haber dejado atrás el calvario de lesiones que le truncó su progresión, mientras que el segundo no sólo ha completado una gran pretemporada, firmando también asistencias y goles, sino que se adjudicó el dorsal número 7 a las primeras de cambio, en un claro mensaje al club de que no tiene ninguna intención de salir.
Sea como fuere, si el Barcelona quiere cerrar tres refuerzos, uno de los dos tendrá que ahuecar la cabeza en la guillotina. Evidentemente, si se hace una encuesta entre los aficionados, el de Foios saldría claramente señalado, ya que no ha sabido o no ha podido hacerse hueco en el corazón del culé, mientras que Ansu no sólo tiene la coartada de ser un jugador de la casa, sino que muchos están convencidos de que, con paciencia y perseverancia, volverá a ser el que era.
En cualquier caso, para el club parece evidente que sería mucho más fácil dar salida a Ansu Fati que a Ferran. Y no sólo por la edad, sino porque parece que Ansu empieza a rodar más fino últimamente. De ahí que un traspaso de 50 o 60 millones sería una opción que nadie descarta en el club, eso sí, con opción de recompra, como en el caso de Nico, porque no se quiere perder del todo la estela del canterano. El entorno de Ansu, con su padre a la cabeza, empieza a filtrar que su hijo no va a estar esperando oportunidades eternamente, mientras que Fati insiste en que no se va a mover.
Quedan dos semanas para conocer el desenlace final. A Xavi si le traen Cancelo, Lo Celso y como guinda a Joao Félix, daría por buenos todos los quebraderos de cabeza que ha sufrido este verano para cerrar la plantilla, mientras que el club, con Joan Laporta como máximo representante, está dispuesto a sacrificar a piezas importantes del tablero, si finalmente se consigue traer al rey Joao Félix.