Quince partidos jugados y 23 perdidos. Este es el balance que dejó la última temporada de Iñigo Martínez en el Athletic debido a una lesión que, como la de Ansu Fati, lleva el apellido de crónica. Desgraciadamente, mande quien mande en el Barcelona, parece que son especialistas en fichar a jugadores con problemas físicos y no tener en cuenta el handicap que esto conlleva. Todos nos acordamos de Thomas Vermaelen y, más recientemente, el Kun Aguero, con sus problemas de corazón. Por no hablar de la cantidad indecente que se llegó a pagar por un Arda Turan con problemas serios de sobrepeso y conductas alimentarias que el mismo Cholo Simeone admitió que se sacó un peso de encima, y no va con segundas por lo del peso, cuando le dijeron que se iba. 
Y lo que no me deja de sorprender es lo que se ha llegado a pagar por todos ellos sin negociar, precisamente, una sustancial rebaja teniendo en cuenta que llegan, como vulgarmente diríamos, lisiados de casa. Yo, que he sido y sigo siendo una defensora de contar con un fichaje como el de Iñigo Martínez, viendo ahora lo que sacarán de Dembelé, me pregunto si no podía ser una arma de doble filo para sacar tajada con otro defensa y ser más duros con el sueldo del exjugador vasco: se le mantienen los 9 millones que ya cobraba en el anterior club, unos 20 millones más que sepamos por venir y lo que ya me parece una risa, una cláusula de 400 kilos.
Mención al margen tienen las cláusulas y el mundo que las rodea. Toman el pelo a cualquiera cuando las hinchan para pretender mantener el valor de jugadores que no valen ni una cuarta parte.
Volviendo al lío: Iñigo Martínez lastra una grave lesión desde el año 2018, de aquellas silenciosas, aparentemente leves, pero que nunca han marchado ni marcharán. Lo bueno de este jugador es su carácter, que no ha engañado a nadie y seguro que acabará aportando a los planes de Xavi. Mi pregunta es si al precio que se ha pagado era conveniente.