El mundo de las redes sociales y el fútbol a veces se unen de la mano para crear situaciones tan inverosímiles como sorprendentes. El caso que nos ocupa es uno de esos que por mucho que lo expliques no sabes dónde acaba la realidad y empieza la leyenda urbana. Cuando me comentaron la noticia quise ir al sitio en cuestión y comprobar si era cierto o no. Con muchas dudas y alguna reticencia me dirigí al Passeig de Gràcia número 119. Y cuál fue mi sorpresa cuando, tras esperar unos minutos, comprobé que todo lo que había leído y me habían comentado era cierto: ¡Arda Turan es un reclamo icónico en Barcelona!
Muchos lectores pensarán que me he vuelto ‘majara’. ¿Cómo puede ser que un jugador que pasó con más pena que gloria por el club blaugrana se haya convertido en una atracción turística? Pues, lo crean o no, es así. Resulta que el bueno de Arda, en sus incontables tiempos muertos en Barcelona, suponemos que entre lesión y lesión, se aficionó a la comida japonesa del restaurante Parco -al menos está claro que mal gusto gastronómico no tenía el turco-. Un buen día, Turan decidió hacerse una foto posando en el banco que está en frente del establecimiento y colgarlo en su cuenta de Instagram.
Pues bien, lo que parecía como una mera anécdota, se fue convirtiendo a medida que pasaba el tiempo en una auténtica procesión de gente que iba al banco en cuestión a hacerse la foto, posando de la misma manera que Arda: sentado, con las piernas y las manos cruzadas, y sin mirar a la cámara.
Ahora el banco recibe entre cien a doscientos turistas al día, que dejan hasta su nombre inscrito en las carcomidas tablas de madera. De hecho, el banco tiene escrito el nombre de Arda Turan en mayúsculas, dando fe que se trata del original que acogió las posaderas del otomano, diferenciándose claramente de los otros que se encuentra en los alrededores.
“A veces hay hasta colas, como si se tratara de la Pedrera”, nos asegura Carlos, uno de los camareros que trabaja en Parco, que no da crédito al reclamo turístico que se ha convertido el banco en cuestión. “La mayoría son turcos, pero vienen de todas las partes”, se reafirma.
Así pues, ya saben, si quieren conocer el banco más famoso de la Ciudad Condal sólo tienen que dirigirse al Passeig de Gràcia 119 y hacer cola para poder sentarse y posar como es debido. Aunque yo les aconsejo aprovechar la visita para comer en el Parco y dejarse aconsejar de los manjares gastronómicos que les propondrá el siempre servicial Carlos. Seguro que no les defraudará…