El otro día, horas después de la excelente remontada del Barça ante el Wolfsburgo que le dio al club la segunda Champions femenina de su historia, alguien cercano vio escrito el nombre de Aitana Bonmatí sin ningún contexto y preguntó: “¿Quién es Aitana Bonmatí?”. “Una jugadora del Barça”, respondí, a lo que añadió: “Pensaba que era una presentadora del tiempo”. Por lo de bon matí (buena mañana), supongo, aunque no quise saber más.
Este es un ejemplo paradigmático de lo mucho que le falta por recorrer al fútbol jugado por mujeres, puesto que es llamativo que haya personas que desconozcan quién es una de las mejores futbolistas de la plantilla azulgrna y pieza fundamental en la remontada de hace unos días. En la época de los Messi, Iniesta, Xavi, Puyol… todo el mundo sabía quiénes eran, pero en el gran momento del futfem no ocurre lo mismo con las jugadoras.
De hecho, es posible que muchos apenas conozcan a Alexia Putellas, la mejor del mundo, una profesional fundamental para que las chicas se abran camino en un mundo, el balompédico, tan masculinizado desde tiempos pretéritos. Se ha convertido en un referente de muchas niñas huérfanas de ídolos. Pero es insuficiente. Sin duda, hay que hacerle más caso al fútbol practicado por ellas para que se las conozca más. Solo así crecerá.