Esta es la obsesión más grande que corre en estos momentos entre la plantilla, el staff y la propia junta directiva del FC Barcelona. Mientras algunos, la gran mayoría como es lógico, están deseando que llueva y miran de acabar con la sequía haciendo una excursión hasta la Moreneta de Montserrat, los deseos de los azulgranas van por otro cauce.

No es extraño ni sorprendente, pero debemos poner el acento en que nos llegue el detalle de cómo ellos mismos son conscientes, pese a lo que digan después de puertas para fuera, de que no quieren seguir corriendo más riesgos porque saben que no juegan bien ni tienen los suficientes recursos para alargar mucho más una Liga que, en caso de tener más de las cinco jornadas que restan, ni ellos mismos confían en que podrían llegarla a ganar.

El cirio ya está puesto, la cuenta atrás para seguir viendo partidos aburridos está activada, todo el mundo se ha mentalizado en seguir viendo victorias ajustadas por un miserable gol y a sacar como sea un título ansiado que da más poder a Xavi para cerrar el equipo que desee con vistas a la próxima temporada.

A partir de aquí, Xavi tiene claro un objetivo: la plantilla debe ser más larga. Obviamente, hay muchas cosas que no puede reconocer públicamente si piensa en la idea de crear un equipo, pero ve que la calidad de los jugadores está muy limitada a cinco que caben con una sola mano y esto quiere evitar, como sea, que se vuelva a repetir. De entrada, por una cuestión de planificación. Si se vuelven a repetir las lesiones de esta temporada y repercuten a los grandes como Pedri, e incluso desde el prisma de Xavi, a Dembelé, le resultará imposible ir a Europa y no volver a hacer el ridículo.

Por todo ello, hace falta fichar, pero sin hacer muchos fichajes y mal hechos: mejor que sean pocos y de gran calidad. A nivel médico, esta temporada, con una calidad más ajustada de la plantilla, ha provocado que siempre jueguen los mismos y se ponga demasiado presión en la recuperación de ellos. Las prisas son malas y el mejor ejemplo lo encontramos con un Pedri que tras su alta médica, todavía no se ha encontrado dentro del campo si nos remitimos a los dos últimos partidos que lleva. La presión, el entorno y la responsabilidad de victoria que tiene un club como el Barcelona pesan demasiado, aunque la realidad sea, ahora mismo, otra y más pobre que en otras épocas. Pero es lo que hay.

Por todo ello, el próximo director deportivo deberá lidiar más con Xavi de lo que ha hecho este tiempo Mateu Alemany, escuchar y entender mejor sus deseos o, como mínimo, entenderse mejor con él. Xavi tiene voz y peso ahora mismo. Mejor remar en una misma dirección.