61 días han pasado desde que salió a la luz el famoso escándalo del caso Negreira. Era un 15 de febrero cuando saltó la noticia a través de una investigación periodística de los compañeros de deportes de SER Catalunya. Las explicaciones que debía dar Joan Laporta, el pasado lunes, como actual presidente del FC Barcelona y también presidente implicado, como todos los otros últimos, en los contratos al hijo del exárbitro i expresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, empezaban a ser urgentes y necesarias.

Con la Liga sentenciada, una Copa perdida y sin ningún otro gran clásico a la vista, la fecha del 17 de abril podía ser la más indicada. Además, de momento no hay movimientos sustanciales en la UEFA que puedan condicionar el club y, todavía están a tiempo Laporta y la directiva de poder frenar o intentar parar las derivadas que puedan llegar como consecuencia de unos contratos que despiertan demasiadas reticencias.

Y Joan Laporta salió airoso y ha cumplido su gran objetivo: contentar y convencer al socio. Por otro lado, con su grandilocuencia se ha metido en el bolsillo a todos e incluso ha ganado el pulso ante una bancada de periodistas que tampoco le han puesto las cosas excesivamente difíciles en un turno de preguntas que, también sea dicho de paso, no daba juego a la repregunta como ya nos tienen acostumbrados también a las previas en las ruedas de prensa con los entrenadores.

De todos los presidentes implicados en estos contratos, Joan Gaspart, Sandro Rosell, Josep Maria Bartomeu y Joan Laporta, sólo este último podía salir por la puerta grande con un speech que, de bien seguro, será estudiado en muchas facultades de oratoria y comunicación.

Con el objetivo cumplido, también caben destacar otros aspectos. Como por ejemplo que hay unos cuantos interrogantes que todavía no se han resuelto. Desde la cuarentena de cd’s que asegura el presidente que el club tiene hasta la eficacia de estos informes. Por ejemplo: si eran tan valiosos para conocer mejor los rivales y preparar un partido, ¿algún entrenador de los que ha pasado tuvo acceso a ellos? Por lo que sabemos, de momento, el exentrenador azulgrana Ernesto Valverde nunca los vio. Y otra derivada, pese a darle la categoría de informes valiosos bajo los criterios que puedan tener, ¿sus precios estaban fuera de mercado? Y como estas dudas, tantas que han quedado en el tintero.

Otro aspecto de todo este lío monumental es que el caos se enjuicia y su resolución puede llegar de aquí a cinco o incluso siete años. Quién sabe, por entonces, el presidente azulgrana que estará al frente de la entidad. Y con este panorama, de lo que se trata al final es de ir “pasando la pelota”, seguir adelante e ir disolviendo el tema hasta que quede como un mero recuerdo.

En paralelo a todo ello, me preocupa seriamente la campaña de desprestigio que se está dando contra el FC Barcelona. La llegada que tuvieron los jugadores ante los aficionados del Getafe rozó la violencia y tocó el ridículo. Un poco más de respeto porque los insultos y las amenazas que se están motivando contra los azulgranas puede acabar en una desgracia. Al tiempo.