La tempestad institucional que atraviesa el FC Barcelona viene de, lamentablemente, hace unos cuantos años. Da igual los objetivos, la credibilidad (o no) de sus responsables o la telegenia que puedan entender. El fútbol azulgrana se ha acostumbrado a convivir con casos: el de Neymar, el Barçagate y ahora el Negreira. Y, en medio de todo ello, una crisis deportiva con el envejecimiento de las vacas sagradas que ha llevado el club a disputar la Europa League durante dos temporadas consecutivas o vivir un reparto de entrenadores hasta dar con la tecla de Xavi. Y no nos podemos olvidar, ¡faltaría más!, de Javier Tebas que preside una Liga española totalmente paupérrima e insulsa y desvía todas las atenciones entrando en el cuerpo a cuerpo contra el club y, concretamente, contra su presidente Jan Laporta. Por si toda esta macedonia no fuera suficiente, según me informan, todavía quedan algunos “chubascos" de cierto calado para llegar. Sin querer ahondar en el tema, cierto capital de Dubái está molesto con las últimas gestiones y podría tener algo que decir próximamente si no se le complace con lo acordado. Y hasta aquí puedo leer.

Pero todo esto, tema por tema o todos juntos, desaparecerá del entorno y el punto de vista mediático si el Barça consigue el pase a la final de la Copa del Rey con otra victoria ante los blancos… ¡Y ya sumarán cuatro en una temporada, entre Supercopa de España, Liga y Copa! Un buen récord que se convertirá en el bálsamo perfecto para todos: socios y socias, directiva, staff técnico y, por supuesto, jugadores. Cuando se dice que el Barcelona es más que un club, más allá de los valores, es por ejemplos como este. Da igual las crisis que atraviese si gana a su eterno rival y va sumando títulos. El peso es tan fuerte que solo le hace falta la pelota para callar bocas y olvidarse de los problemas.

Las ilusiones, como la primavera, se van deslumbrando. Mención aparte a Éric García que parece haber encontrado una posición perfecta para tener un sitio en el primer equipo. Eric tiene talento para cortar la pelota y empezar con el enlace perfecto en el medio campo desde abajo.  Incluso me dicen que tiene más talento en este aspecto técnico que el mismo Sergio Busquets. El joven no se cae fácilmente en el césped, viene de morder el polvo en la defensa, pero tiene una mirada más aguda. Quién sabe si será el discípulo perfecto que todos buscaban. Sea como sea, la apuesta de Xavi debe ser esta porque a Pedri y Gavi ya los descubrió Koeman. Si el equipo se concentra en lo suyo, el resto será pan comido.