El Real Madrid ha empezado a dudar de los árbitros. Sus decisiones las cuestiona hasta el señor Carlo Ancelotti, que parecía tan por encima de todo. Recela el madridismo del VAR, y hasta Javier Tebas ya está buscando soluciones para darle una vuelta al tema arbitral. Ahora en Madrid creen que los derrotados pierden por el VAR y los ganadores lo hacen gracias al mismo método. Se habla mucho del victimismo eterno del Barça, pero ahora parece que esa enfermedad es pegajosa y se ha instalado en el club blanco.
Doce puntos de diferencia en la Liga tienen la culpa. El título de la Supercopa de España conquistado en un enfrentamiento directo, también. La ventaja de una victoria (0-1) en la semifinal de la Copa del Rey, cuya vuelta se disputará en casa, también. No se pone en duda que junto con el Nápoles, el Barça es el equipo que menos partidos ha perdido (2) de todos los campeonatos europeos, y que no hay ninguna portería menos goleada que la que defiende Ter Stegen (9 en 26 partidos). La acusación que viene del madridismo es que el Barça gana por las ayudas arbitrales.
Pero los datos están ahí y confirman una realidad. Ningún invento. Ni nada que tenga una sombra. En los dos últimos partidos ha intervenido el VAR para validar y anular jugadas que perjudicaban al Barça, sin que ningún futbolista ni del cuerpo técnico azulgrana advirtiera o reclamara la ilegalidad o legalidad de las acciones. Todo reglamentario. Justo. Nada de qué dudar.
El “caso Negreira”, revuelto desde la capital de España, ha puesto una mancha negra sobre el Barça. Está bajo sospecha la entidad azulgrana, pero no por lo que está sucediendo esta temporada, en la que el Madrid ha sido muy inferior al Barça y porque el VAR ha sido íntegro. Desconocer eso es tirar pelotas fuera. Acusar al VAR de la superioridad del equipo de Xavi Hernández es una excusa de mal perdedor, de club que ya empieza a tener dudas de su entrenador, y de equipo que sabe que alguno de sus jugadores no están para tres competiciones.