Joan Laporta pasará a la historia como el presidente del Barça que engañó y dejó escapar a Leo Messi, el futbolista que más títulos conquistó para el club, el mismo año que ganó su séptimo Balón de oro. El actual presidente evitó así que el Barça pudiera presumir de tener en sus filas al mejor y a la mejor jugadora del mundo, Leo Messi y Alexia Putellas.

Esa foto del presidente del Barça con los dos Balones de oro, masculino y femenino, vestidos con la camiseta del Barça y que no ha sido posible, era la campaña publicitaria más brutal y que habría reforzado el orgullo de ser también el único club del mundo en ganar la Champions y un triplete en una misma temporada en fútbol masculino y femenino. Y esa es la buena parte de la herencia que el presidente del Barça no solo no ha sabido mantener sino que se ha empeñado en enterrar. No supo encontrar la fórmula para retener a Messi incumpliendo su promesa electoral cuando estaba negociando de cero y solo debía hacerle una oferta de renovación que fuera asumible para el club.

Regalarlo al PSG cuando el Barça estaba tan necesitado de activos deportivos y comerciales para recuperarse de la embestida del covid ha sido un error histórico. Pero Leo, que no quiso saludar a Laporta en la gala ni habló del club azulgrana en su discurso (solo hizo referencia a sus compañeros), no podrá liderar y facilitar ese cambio generacional que, sin un crack, al Barça le puede costar más tiempo de lo deseable.

El galardón a Putellas es un éxito de la decidida apuesta por el fútbol femenino iniciada hace una década por Rosell, seguida por Barto y ejecutada por Jordi Mestre y Maria Teixidor, Markel Zubizarreta y el entrenador, Lluís Cortés, que, pese a ser el técnico del triplete la temporada pasada, tampoco sigue en

el club. Un reconocimiento de Laporta al trabajo bien hecho por los anteriores dirigentes habría sido justo y elegante.

El otro gran protagonista de la gala del balón de oro fue Pedri, distinguido como el mejor jugador sub 21 del mundo. Resulta que el secretario técnico que lo descubrió y lo captó anticipándose al Real Madrid y al resto de rivales, Ramón Planes, dejó el club la semana pasada tras ser ninguneado por Laporta y Xavi que, en lugar de ponderar los méritos profesionales, solo quiere a los suyos, aunque no tengan ni la mitad de curriculum. Al margen de Pedri, Planes también fue el descubridor de Araujo y, el pasado verano, del extremo Ez Abde, que ya es titular indiscutible. Y recomendó a Koeman subir a Gavi y Nico en lugar de incorporar a Wijnaldum, además de haber fichado a Frenkie De Jong y haber vendido a Paco Alcácer por 25 millones al Dortmund y a Carles

Pérez
a la Roma por 15.

Y resulta que ahora que el Barça está tan necesitado de grandes fichajes a bajo coste dejan marchar al mejor cazatalentos que habido en el club. Por no hablar del destrozo que se ha perpetrado en la sección de balonmano al desmontar el proyecto que el año pasado consiguió el sextete,  despidiendo a un mito como David Barrufet que llevaba 37 años en el club. Se trataba de mejorar la herencia y no de destruirla.