El día que se supo que Josep María Bartomeu había enviado una carta de tres folios a Joan Laporta en la que intentaba contradecir algunas afirmaciones del actual presidente pensé que el ex presidente acababa de enviarle a Laporta un balón de oxígeno. Un pase adelantado para que el máximo responsable del Barça en este momento salvara una situación en la que se encontraba boca abajo, contra las cuerdas, cuestionado por muchos socios que se habían sentido engañados, y muchos de ellos manifestaron su descontento con pancartas en el Camp Nou.

La dolorosa marcha de Leo Messi, las palabras de su padre  –“pregunten en el club por qué no hemos renovado”- tenían a Laporta en silencio. Sabía que la frase “el Barça está por encima incluso del mejor jugador del mundo” o la de “no hemos querido hipotecar la entidad” no bastaban como excusa para dejar marchar a Messi, especialmente en un momento en el que el argentino lo que más deseaba era quedarse.

Pero Bartomeu le echó un capote a Laporta sabiendo que este es todo un campeón cuando se trata de una pelea en la calle. Laporta aprovechó a fondo el envite, y sin rival en el ring golpeó como quiso a Bartomeu. Bastó una pregunta de la cadena Ser para que el presidente tirara ganchos, jabs y patadas voladoras durante más de media hora: “Está llena de mentiras”, definió la carta. “Intenta justificar lo injustificable”, dijo. No fue agradecido con el balón de oxígeno que le había enviado Bartomeu, sino que lo confundió con las ganas del ex de “aprovechar un momento de convulsión del club”. Fue sangrante con la gestión de la junta saliente, pero no presentó la anunciada due dilligence que, en principio, tenía que salir en mayo, después en julio y ahora será en septiembre.

Si en su anterior rueda de prensa, Laporta desterró al dios Messi, en esta ocasión acabó demonizando a Bartomeu. Pero eso sí, argumentó que la solución de la “ruina económica” en la que se encuentra el club pasa por el “plan estratégico” que tiene su junta. Un plan salvador para un Barça en el infierno, que, incomprensiblemente, sus llamas no le queman sino todo lo contrario. Lo tienen con “más moral” que nunca, y más “motivado para revertir la situación”. Ver para creer, señor Laporta. Pero recuerde que hay socios que lo votaron porque prometió quedarse con Messi, y la verdad es que hoy Messi, no está.