El Barça ha ganado 15 títulos esta temporada (1 en fútbol, 3 en fútbol femenino, 2 baloncesto, 6 balonmano y 3 en hoquei patines). Copa del Rey en fútbol, triplete en fútbol femenino, doblete en baloncesto y sextete en balonmano. Y todavía puede conquistar la liga de fútbol sala, que si hoy consigue la victoria jugará la final. Si se consiguiera, todas las secciones profesionales del Barça se habrán proclamado campeones de sus respectivas ligas. Y es la temporada que más finales de Copa de Europa han jugado. De las 5 secciones profesionales 3 han ganado su Champions (Futbol femenino, balonmano y fútbol sala 19-20, que se jugó esta temporada) y han disputado su Final Four europea (Baloncesto, fútbol sala (20-21) y Hoquei patines). Parece que la herencia recibida en las secciones es inmejorable.
En el fútbol formativo también se han hecho las cosas muy bien, con el Barça B de García Pimienta formando jugadores para el primer equipo, quedándose a un solo partido del ascenso a Segunda A jugando con 5 juveniles, mientras que el juvenil A, juvenil B, infantil A y B y alevín A, B y C también se ha proclamado campeones de liga.
En cambio, en estas áreas son en las que precisamente se han producido más cambios de entrenadores y directores deportivos, alguno necesario pero la mayoría injustificados. Resulta curioso que lo que pero estaba, el primer equipo de fútbol en el que hay un fin de ciclo, sea donde Laporta ha apostado más por el continuismo. Sigue el entrenador que había, Ronald Koeman, aunque un tanto desprestigiado públicamente por el propio presidente, y continúa el mismo secretario técnico contratado por Bartomeu, Ramón Planes. A pesar de que urge liberar masa salarial y vender a jugadores, la primera plantilla sigue siendo la misma pero con un Messi sin contrato renovado.
Todos los presidentes tienen derecho a cambiar a los ejecutivos que quieran pero esas decisiones deben justificarse y explicarse por cuestiones deportivas porque de lo contrario puede parecer una depuración sectaria. Despedir a símbolos del barcelonismo que no entienden de “ismos”, como Xavi Pascual, David Barrufet, Guillermo Amor, o García Pimienta cuando los resultados de su trabajo son incontestables suena a purga ideológica para poner a los amigos.
Hemos sabido que Alexanko presentó un organigrama en el que contaba con García Pimienta, Aureli Altimira, Jordi Roura y Álex García pero que los directivos le dijeron desde arriba que éstos debían ser fulminados. Es decir, la imposición de la lista negra dictada por el palco por encima de los criterios profesionales de sus propios ejecutivos. Directivos imponiendo decisiones deportivas a los profesionales que más saben. ¿Seguro que saldrá bien?