A los que tanto criticasteis mi artículo donde explicaba la buena vida que le gusta llevar a Ronald Koeman y el recuerdo que tienen de él en el Valencia, acepto vuestras críticas. Pero dejadme deciros que mis explicaciones se fundamentan en un trabajo de periodismo, contraste de fuentes y asegurar que, las cosas, nunca son lo que parecen. De entrada, ya proliferan los entrenos por las tardes. Parece que el refrán de A quién madruga, Dios le ayuda, le cuesta al Míster. Y también parece que con un arranque mínimamente decente estas cosas quedaban tapadas.
No seré yo quien diga que Koeman sólo tiene defectos porque también le caracterizan puntos positivos. De entrada, en el aspecto comunicativo felicito su forma directa y clara de hablar. Pero ahora que el papel en Getafe (1-0) y el 1-3 en el Camp Nou contra el Real Madrid nos dejan ver algo más que los buenos resultados, es momento de hacer un recordatorio sobre las últimas declaraciones del holandés De Jong en relación a una conversación con Koeman: "Habé con él y se mostró muy positivo sobre el Barcelona como club y, sobre todo, de Barcelona como ciudad. Lo que me dijo fue casi todo positivo. Me aconsejó que fuera cauto, que no saliera mucho a los restaurantes o que no comiera más de la cuenta porque en Barcelona se vive muy bien y a veces te hace pensar que estás de vacaciones todo el año. Sólo me dijo: 'Ve con cuidado con esto'. El resto, todo es bueno, al final el fútbol es la parte principal".
Celebro este arranque de sinceridad de De Jong, que por cierto siempre he visto con una actitud muy lejana a la del desmadre. Y también celebro que en las declaracions de Koeman haya implícito un mensaje. El de reconocer la buena vida que tantas alegrías y dolores posteriores de cabeza le debe haber dado. Leer entre líneas esta madurez del míster me hace dar un voto de esperanza a una actitud más acorde con la representación de todo un vestuario. Al tiempo, aunque por encima de todo, lo que le valdrá es que el clásico del otro día no se vuelva a repetir pronto.