Dirán algunos que es demagogia. Pero es tal el sentimiento de rabia e impotencia, de vergüenza ajena, que supone ver jugar a nuestro querido Barça que es imposible no pecar de demagogo y posiblemente de injusto en algunas valoraciones. Me da igual. Lo que vemos sobre el terreno de juego es triste, penoso, lamentable.
El fútbol es alegría. Cuando eres niño y te empiezan a inculcar los valores del deporte, rara vez un entrenador formativo se olvida de hacer hincapié en lo importante que es pasarlo bien. Disfrutar del juego es algo muy básico para hacerlo bien y lograr buenos resultados. Un apecto en el que siempre incidió un maestro de entrenadores como Johan Cruyff. Y este Barça hace mucho tiempo que no se lo pasa bien jugando al fútbol.
Es imposible transmitir ilusión cuando no la tienes. Y los millones de personas que nos congregamos frente al televisor con ese atisbo de esperanza por ver un buen partido, buscando una vía de escape, de vida, adrenalina y felicidad viendo a nuestro equipo, llevamos demasiado tiempo al borde de la depresión futbolística.
Somos presa de la agonía que transmiten estos jugadores. Esas personitas millonarias gracias al talento que atesoran y que viven sometidas a la presión constante de estar a la altura. Sobre todo, a nivel mental. No diremos que no merecen lo que ganan, porque lo generan. Pero duele que con tanto como ingresan sean capaces de mostrar semejante indolencia.
Tras el partido, Messi habló. Y temblaron los cimientos del Camp Nou. En un medido discurso, nada improvisado, como seguramente tampoco lo fue la amarilla que provocó Piqué, el astro argentino pidió la cabeza de Quique Setién. El vestuario dispara con bala al entrenador, cuando a nadie escapa que con Valverde las cosas eran muy similares. Es obvio que el técnico cántabro está sentenciado, pero el problema es de equipo. Es futbolístico.
Y el propio Leo lo reconoció con esta afirmación dirigida a la afición: "La gente del club seguro está muy caliente y enojada con todo lo que vio esta temporada, además de que veníamos de la derrota de la Roma y Liverpool... La gente se está quedando sin paciencia y es normal porque nosotros no les damos nada".
¿Cuál es el verdadero problema? ¿A qué estamos jugando?