Vaya por delante que no creo que Neymar vuelva al Barça este verano, pero he soñado que el PSG aceptaba, al final, 39 millones de euros más Coutinho a cambio de su estrella. Es mucho menos de lo que exigen hoy los parisinos, que no se conforman con Philippe y 80 millones de euros –lo que supone tasar a Neymar en 170 millones, más de lo que vale hoy, en mi opinión–, pero, puestos a pedir, el menos interesado en la operación es el club azulgrana. Si los demás quieren que el fichaje llegue a buen puerto, tendrán que ceder.
Neymar nunca ha estado en la órbita de la dirección deportiva, pero si se pone a tiro, es cuestión de hablar. Y eso es lo que está haciendo el Barça. No hará ninguna locura, porque tampoco tiene dinero para ello. ¿Es posible que un club que ingresa cerca de 1.000 millones de euros no tenga dinero? Lo es. Hay deudas pendientes y la masa salarial está por las nubes. Por ello ofrece hasta donde puede ofrecer.
Ya escribí en un artículo anterior que creo que tanto Neymar como el Barça han perdido con la separación. Y dije también que no es el mejor momento para su regreso, porque el bajón deportivo que ha experimentado en París es más que notable. Dicho esto, pienso que si en algún lugar puede resurgir cual ave Fénix es en el Camp Nou. Pero, para empezar, tiene que dar un paso en firme y declarar en público sus intenciones de volver a jugar con Messi –y, por lo tanto, mostrar su arrepentimiento–.
A partir de ahí, el Barça está en condiciones de presionar. Primero, porque Neymar no se portó bien. Su salida no fue la más elegante. Estaría bien que el jugador retirase la demanda contra el club azulgrana por la que reclama 26 millones de euros (más intereses) por la prima de renovación, firmada apenas unos meses antes de su huida. Otra exigencia pasa irremediablemente por una considerable bajada de sueldo. Con la mitad de la mitad de lo que gana, me da que Ney llega sobrado a final de mes. Y tres, hay que alejar al papá.
Dicho esto, el Barça ya tiene conformada la plantilla para la nueva temporada. Y los fichajes convencen. Neymar sigue triste, y el PSG –que evita pactos con el Barcelona– se huele que si la situación se enquista será un problema en el vestuario. Está abierto a negociar, aunque sea a regañadientes. Ante este escenario, como digo, el menos interesado es el club azulgrana, pero si se pone a tiro...