Históricas. La selección española femenina se clasificó por primera vez en su historia para los octavos de final de un Mundial. Una victoria de mérito ante Sudáfrica --con remontada incluida-- una derrota inmerecida ante Alemania y un empate soso ante China certifican el pase de las chicas de Jorge Vilda a octavos de final.
Será su primera aparición en una eliminatoria tras superar la fase de grupos. De momento esperan conocer rival, Estados Unidos o Suecia, pero todo apunta a que las norteamericanas, vigentes campeonas y una de las claras candidatas al título, serán su rival a batir. Un hueso duro de roer, o casi imposible, que podría significar el fin de la presencia en este torneo de las españolas.
La sorpresa se antoja difícil, pero torres más altas han caído. España tiene un juego vistoso que gusta. De control, de posesión, de eficacia y concentración, pero le falta punch. Le falta gol. De hecho, ante Alemania, donde merecieron ganar por juego y ocasiones, la fortuna no les sonrío. La Roja debe despojarse de algunos complejos y de algunas obligaciones que impone el juego asociativo.
En ocasiones, vislumbran dejes del Barça. Algo normal dada la presencia de diez azulgranas entre las 23 elegidas, pero que no asusta al rival si se ausenta la eficacia. Patri Guijarro, quien participó muy poco durante la temporada con el Barça tras sufrir una lesión en el pie, fue de las pocas --junto a Virginia, Hermoso o Alexia-- que sí tuvo el arrojo y el desparpajo para probar a Peng. La guardameta china se lució en ocasiones y otras faltó puntería.
La diferencia
No hay forma de que España plasme su superioridad con goles. En tres partidos, tres tantos a favor --ante Sudáfrica-- y que casualmente son los que les aseguran el pase. Finalizar jugada no es sinónimo de perder el balón, si no de ofrecer otras alternativas al juego que más gusta, pero que en ocasiones no funciona.
España mete miedo porque aunque la final, las semifinales o incluso los cuartos se antojen difíciles --no son el reto a conseguir pero serían bienvenidos-- gana adeptos en juego. Vilda no tiene un once. Tiene 23 jugadoras y a todas las hace sentir importantes según el rival. 'Vacas sagradas' como la capitana Torrejón, Vicky Losada o Alexia Putellas ya han visto partidos desde el banquillo. Las nuevas generaciones aprietan fuerte a su predecesoras y la combinación de ambas parece ser el cóctel perfecto.
El Barça continúa liderando la presencia internacional de la Roja --y también del resto de selecciones-- y la Roja se acerca al estilo azulgrana, pero con mayor efectividad, alternativas y velocidad. No es tan previsible ni estático, pero falta por hacer. Los octavos dictaminarán la situación real de esta selección que, en un futuro, está llamada a hacer historia. Si la fortuna quiere, las españolas podrán medirse de tú a tú a un rival como Suecia, que con todos mis respetos, es inferior a Estados Unidos.
España mete miedo pero debe culminar. Aprender de ese mismo miedo que imprimen selecciones como Alemania o Estados Unidos en las jugadas ensayadas, en córners o en contraataques. Que se palpe el gol antes de que suceda. El físico es otra de las asignaturas que se medirán a examen en octavos. A España ya nadie la mira con superioridad, ni tan siquiera Alemania. Ahora solo falta gol, que a fin de cuentas, es fútbol.