Moussa Marega muestra una camiseta en contra del racismo / EFE

Moussa Marega muestra una camiseta en contra del racismo / EFE

Culemaníacos

La vergüenza del racismo en el fútbol

A pesar de las medidas, en los eventos deportivos sigue habiendo muchos comportamientos racistas

4 marzo, 2020 20:00

Lastimosamente, se ha convertido en un acto natural escuchar gritos racistas en los estadios de fútbol. Ni las campañas publicitarias, la concienciación de la sociedad y la amenaza de suspender un partido han parado los comportamientos de algunos aficionados. El mundo del fútbol es, por lo tanto, uno de los eventos deportivos en los que se ha propagado más el racismo.

El último gran caso que se dio a conocer fue el que sufrió hace menos de un mes el jugador francés Moussa Marega en un Vitória de Guimarães – Porto. El jugador del Porto escuchó varios gritos racistas y se reveló contra ellos. Primero de todo celebró un gol poniéndose una bolsa de basura que le habían lanzado anteriormente como sombrero. Más tarde, harto de la situación, quiso abandonar el terreno de juego y el entrenador lo acabó sustituyendo para no tener que jugar con un jugador menos.

Sin embargo, se fue del campo recriminando a esos aficionados que lo insultaron y en redes sociales estalló contra estos mismos: "Me gustaría decir una cosa a esos idiotas que van al estadio a soltar gritos racistas: que os jodan". Marega también apuntó al árbitro, al que le mandó un recado ,ás que justificado: "Le doy las gracias al árbitro por no defenderme y por enseñarme una amarilla porque defiendo mi color de piel. Espero no encontrármelo nunca más en un campo de fútbol, usted es una vergüenza".

Iñaki Williams y el Athletic se plantan ante el racismo

Esta acción de Marega ha propiciado que otros futbolistas y clubes hayan decidido no admitir nunca más gritos racistas. Iñaki Williams vio recientemente como aficionados del Espanyol le coreaban el grito del mono. El jugador se fue indignado del terreno de juego y más tarde detalló lo que había sucedido. Tras este acontecimiento, y tal como ha contado en un Universo Valdano de Movistar Plus, “si pasa otra vez lo de los insultos racistas, nos vamos del campo”. Asimismo, ha refirmado que “si nos dan el partido por perdido, nos daría exactamente igual porque sería un puñetazo contra el racismo”.

A pesar de que los gritos racistas son comunes en los estadios, aún no se ha llegado a suspender un partido por este motivo. Sin embargo, sí que se hizo en un reciente Rayo VallecanoAlbacete donde la afición local gritó “puto nazi” a Zozulya, jugador cuya buena relación con organizaciones paramilitares de ultraderecha en Ucrania es de sobras conocida.

Cierto es que, poco a poco, las ligas se han ido poniendo más duras ante este tipo de comportamientos. Recientemente, por ejemplo, el exportero del Real Madrid, Kiko Casilla, ha sido sancionado con ocho partidos de suspensión y una multa de 700.000€ por insultar al delantero del Charlton Athletic, Jonathan Leko, con un contundente “maldito negro”.

Sin embargo, estas acciones se repiten frecuentemente en los estadios y ni las federaciones estatales ni la UEFA han sido contundentes para detenerlas.

El pico de racismo en el fútbol español de inicios de milenio

España vivió a inicios del nuevo milenio sus peores momentos en lo que se refiere al racismo en los estadios de fútbol. Todo empezó por una conversación entre Luís Aragonés y Antonio Reyes en una concentración de la selección, donde el entrenador intentó motivar al futbolista. En una situación de entrenamiento, Aragonés se puso en frente de él y le dijo –en referencia a Henry, compañero Reyes en el Arsenal– “negro de mierda soy mejor que usted”.

Thierry Henry celebra un gol con el Arsenal / EFE

Thierry Henry celebra un gol con el Arsenal / EFE

Esto no hizo más que encender la llama y se señaló a España como un país racista. Poco después en un partido entre España e Inglaterra se profanaron gritos racistas contra futbolistas ingleses e incluso el primer ministro Tony Blair dijo estar decepcionado por los gritos racistas.

Estos comportamientos se trasladaron en los partidos ligueros y Kameni, Roberto Carlos y Eto’o fueron de los que más lo sufrieron. Kameni y Eto’o los tuvieron que soportar en dos semanas seguidas en la Romareda, estadio del Zaragoza. El delantero azulgrana, tras escuchar gritos que se referían a él como un mono, celebró un gol simulando el animal. En la rueda de prensa posterior se desató: “Cuando salgo a un campo y alguien me hace el grito del mono le voy a decir que soy mono”. Además, avisó que “si me duele a mí, imagínate al negro que está vendiendo en la calle”.

El protocolo insuficiente de acciones del 2005

Todas estas acciones comportaron que en marzo de 2005 se firmara el Protocolo de actuaciones contra el racismo, xenofobia e intolerancia en el fútbol español. En éste, se establecía que, en casos de gritos racistas en los estadios, los árbitros podrían llegar a suspender un partido. Para esto, antes había que haber un aviso por megafonía para que se pararan esos gritos.

Samuel Eto'o durante su etapa barcelonista/ FCB

Samuel Eto'o durante su etapa barcelonista/ FCB

Sin embargo, en febrero de 2006, Eto’o volvió a ser el foco de atención de la afición del Zaragoza y amenazó con irse del campo tras escuchar gritos racistas. En ese encuentro, Esquinas Rojas era el colegiado y recientemente explicó el caso en un documental de Movistar. El árbitro detalló que, después de avisar al delegado de campo de esos gritos racistas, vio como Eto’o tenía la voluntad de abandonar el terreno de juego. Ronaldinho lo apoyó pero otros futbolistas le quisieron parar ya que si salía del campo tenía que ser expulsado. Finalmente fue Ewerthon, jugador del Zaragoza, quien dijo que si el delantero del Barça salía, él tampoco seguiría jugando. De esta manera, la intervención de Ewerthon paró la idea inicial de Eto’o.

Para muchos, por lo tanto, ha quedado la imagen de ese partido como una gran oportunidad perdida para mostrar el rechazo más absoluto ante los comportamientos racistas en los estadios y que se han ido acumulando hasta día de hoy. Es evidente que este tipo de acciones se han ido repitiendo y que no será hasta que algunos jugadores abandonen el campo que poco a poco se irán disminuyendo.