Castillo de petardos en el Camp Nou para celebrar el descenso del Espanyol
La afición azulgrana exhibió su alegría tras el gol de Luis Suárez
9 julio, 2020 01:02"Hoy puede ser un gran día". Con esta frase amanecían este miércoles los aledaños del Camp Nou. La frase no era casual. Una victoria del FC Barcelona sellaba el descenso del RCD Espanyol a Segunda División por primera vez en 27 años. Esta posibilidad ilusionaba a muchos culés, y es algo que se evidenció tras el gol de Luis Suárez. Los fuegos artificiales asomaron en el feudo azulgrana tras el tanto del charrúa.
La afición del Barça, o como mínimo un sector, ansiaba especialmente el descenso del conjunto blanquiazul. La rivalidad Barça-Espanyol siempre ha existido en Barcelona, y se intensificó tras el Tamudazo de 2007. No compiten por lo mismo, pero como en tantas otras enemistades, la pena de uno es la alegría del otro, y viceversa.
El destino brindó una oportunidad de oro al equipo azulgrana para devolver el Tamudazo a los pericos 13 años después. Una derrota del Espanyol en el Camp Nou significaba el descenso matemático a Segunda División. Y el FC Barcelona, aunque sufrió más de lo previsto, aprovechó la ocasión y mandó a su eterno rival a la categoría de plata.
Fuegos artificiales
Con el gol de Luis Suárez se desató la euforia. No en el Camp Nou, vacío por motivos evidentes, sino en los aledaños. Habían pasado poco más de diez minutos desde el tanto del charrúa cuando los fuegos artificiales empezaron a iluminar el feudo azulgrana. Y ya no pararon hasta que concluyó el derbi.
Luis Suárez en un partido del Barça / EFE
Además, a falta de público, el ruido de los fuegos artificiales dio algo de ambiente a un encuentro que hubiera sido infernal para el Espanyol si todo hubiera transcurrido con normalidad. Sea como sea, la afición hizo saber al FC Barcelona que estaba de su lado y que, sobre todo, se alegraba por el descenso del conjunto blanquiazul.
Del "hoy puede ser un gran día" de la mañana a los fuegos artificiales de la noche. No queda duda que, por diferentes que sean las situaciones de Barça y Espanyol, la rivalidad seguirá existiendo por siempre. Los pericos se alegran cuando los blaugranas pierden una Liga y los culés, cuando los blanquiazules pierden la categoría. No hay más.