Pep Guardiola es un entrenador muy perfeccionista y con mucho carácter. Y tiene claro que su autoridad es sagrada en el vestuario del Manchester City. En el Barça acabó fundido, peleado con varios jugadores, pero mucho más fácil parece su gestión en el Etihad Stadium. Y el sábado, tras la goleada ante el Luton Town, fue claro al justificar su decisión de sentar en el banquillo a Kevin de Bruyne.
"De Bruyne está bien, sin vómitos", comentó en la rueda de prensa posterior al partido. Recordaba que el futbolista belga no fue titular en el Bernabéu por problemas intestinales. Contra el Luton Town si salió en el once inicial, pero fue sustituido a 15 minutos del final.
El mensaje de Pep
"¿El quería seguir en el campo?", le preguntó un periodista. "No, no, no. Yo soy el jefe", recordó Guardiola. Y, en un tono muy tranquilo, el técnico de Santpedor sentenció: "Ganando 3-0 en el minuto 75, al banquillo conmigo".
De Bruyne siempre ha sido una pieza clave para Guardiola. Es un futbolista con mucha clase pero la sintonía entre el técnico y el jugador no pasa por su mejor momento. En el partido entre el Manchester City y el Liverpool, el centrocampista fue sustituido en el minuto 69 y pidió exñlicaciones a su entrenador.
La visita del Real Madrid
Entonces, Guardiola replicó al futbolista: "¡Estoy feliz de ver eso! Me gusta si está molesto, es bueno. Él es feliz ahora. Sabía lo que nos faltaba, nos faltaba conservar el balón. Después de su salida lo hicimos mejor".
Guardiola ya tiene en mente el decisivo partido de cuartos de final del miércoles contra el Real Madrid. De Bruyne, salvo sorpresa, será titular. Necesitará su mejor versión para eliminar, por segundo año consecutivo, al equipo de Ancelotti de la Champions.