El Barça, históricamente, ha tenido una afición muy exigente. Una masa social habitualmente muy crítica con los jugadores si los resultados no eran los deseados. El Camp Nou siempre había sido un campo frío, hasta que en 2016 se creó la Grada d'Animació. Desde entonces, los futbolistas del Barcelona se sienten mucho más arropado y Xavi Hernández ha expresado públicamente que está encantado con tal cambio. Su ascenso ha coincidido con la crisis de los llamados tribuneros.
Los tribuneros son, mayoritariamente, los abonados del Barça más pudientes. Socios con un buen nivel adquisitivo, que animan poco y se quejan mucho. Habituales eran sus críticas a los futbolistas cuando fallaban un pase o no corrían detras de la pelota, como bien sabía Carles Rexach, querido y pitado a partes iguales en sus años de jugador.
Socio que fumaba puro
En muchas ocasiones, el tribunero era un socio que fumaba puro y que en muchas ocasiones también insultaba al árbitro y a los rivales cuando hacían una dura entrada a un jugador del Barça. En el Camp Nou había muchos. En Montjuïc, muchos menos.
Por definición, el tribunero era un socio sufridor. Un abonado que siempre veía el vaso medio vacío, que dudaba de las victorias del Barça incluso si el equipo ganaba por dos goles a falta de 20 minutos para el final. Ese fatalismo definía perfectamente a muchos socios del Barça en los años 60, 70 y 80.
Aficionados de un día y turistas
El Barça todavía tiene 80.000 abonados, pero solo 17.000 socios renovaron su carnet para presenciar los partidos en Montjuïc. El tribunero, mayoritariamente, no quiere subir al Olímpic Lluís Companys. No tiene capacidad de sacrificio. Tal vez espera ya su regreso al Camp Nou dentro de un año o más.
En Montjuïc, la media de edad de los espectadores que acude al estadio es menor a la del Camp Nou. Hay mucho aficionado de un solo día y muchos turistas. El tribunero va a la baja, afortunadamente para Joan Laporta, quien en su primera etapa como presidente soportó más de una pañolada.
La Grada d'Animació
El tribunero va a la baja y la Grada d'Animació está de moda. Montjuïc es un estadio frío, pero menos de lo esperado por la gran presencia de jóvenes en sus gradas. Las quejas y los reproches han sido sustituidos por los cánticos, a pesar de que el Barça está en crisis, tocado y casi hundido. Tal vez por ello, del tribunero ya poco se sabe.