José Mourinho no sabe perder. Ya ha protagonizado múltiples incidentes polémicos tras derrotas dolorosas de sus equipos, y este miércoles volvió a dar rienda suelta a su show particular al acosar a los árbitros e increparlos en el parking.
Todo ocurrió después del Sevilla-Roma, que se resolvió a favor de los andaluces en la tanda de penaltis tras noventa minutos y una prórroga llenos de jugadas al límite. Para Mourinho, todo se hizo en contra de sus intereses y a favor de los del equipo contrario, en una mentalidad que ha sido recurrente a lo largo de su carrera.
Mourinho, el reincidente controvertido
Siguiendo ese argumentario, no dudó a la hora de esperar a los colegiados en el párking como ya hizo tras un clásico de 2012, cuando aún dirigía al Real Madrid. Anthony Taylor y sus ayudantes, una hora y media después del encuentro, tuvieron que soportar cómo el díscolo entrenador les increpó durante algo más de un minuto. "Es una puta desgracia", "Es una puta vergüenza. Por la puta cara" y "fucking UEFA" fueron algunas de las expresiones que se pudieron escuchar de la boca del entrenador de la Roma.
La última vez que Mourinho esperó a los árbitros en un párking fue el 25 de enero de 2012, cuando increpó a Fernando Teixeira Vitienes y sus asistentes en el parking del Camp Nou, y le dijo al colegiado principal hasta tres veces: “Vaya artista, cómo te gusta joder a los profesionales”. El Madrid acababa de caer eliminado en Copa del Rey tras empatar a dos en el Estadi. En la ida, el resultado había sido 1-2.
Sus críticas hacia el arbitraje de Taylor
“¿Si el árbitro tuvo alguna incidencia? Tuvo tantas... Basta con ver la boca de Ibáñez y se entiende todo, con ver a Lamela, que ha tirado un penalti y tenía que haber sido expulsado; basta con ver que el equipo que jugó mejor en el primer tiempo es el que ha terminado con tres amarillas. Pellegrini se cae y es amarilla, Ocampos simula y no hay amarilla”, criticó Mourinho en rueda de prensa.
Después del partido, además, el entrenador de la Roma no dudó a la hora de regalar su medalla como subcampeón de la Europa League a un aficionado. “Siempre lo hago, yo gano las de oro y no quiero las medallas de plata”, dijo Mourinho, cuyo ego nunca se agota. Un día más en la oficina para un entrenador acostumbrado a las polémicas... y que ha bajado su caché de manera drástica en los últimos años.