Marcos Alonso Peña ha fallecido este jueves en Madrid a los 63 años tras dos años enfermo. Muy pocos conocían el deterioro de su salud, hecho que demuestra su talante. En el campo era un jugador aguerrido, pero fuera de él era muy discreto.
Alonso nació en Santander el 1 de octubre de 1959. Hijo del también futbolista Marcos Alonso, Marquitos –histórico jugador del Real Madrid–, y de Mercedes Peña él era el mediano de tres hermanos; llegó al mundo después que Mercedes y antes que César. Y fuera por la influencia del padre o por genética, lo cierto es que se le daba bien el fútbol.
Un mote curioso
Dio sus primeros pasos en el San Agustín antes de seguir su formación en el fútbol base del Real Madrid, de donde saltó al Racing. Y fue con el equipo de su tierra con el que este delantero debutó en Primera en 1977 cuando apenas tenía 17 años. A partir de ahí su ascenso fue meteórico. En 1979 ya vestía la camiseta del Atlético y solo tres temporadas después (1982) llegó al Barça, con el que disputó dos centenares de partidos y logró cuatro decenas de goles que contribuyeron a ganar la Liga 1984-85, la Supercopa de España de 1983, dos Copas de la Liga (1982-83 y 1985-86) y la Copa 1982-83. Sobre todo este último trofeo, ya que un cabezazo suyo, en plancha, en el último minuto significó el título ante el Real Madrid. Una diana histórica, sin lugar a dudas.
En Barcelona, aparte de los títulos se ganó el apodo de Pichón, aunque él no era el destinatario del mote, sino su amigo Enrique Morán, con quien se jugaba los ágapes de Can Fusté a las cartas. Alonso ganaba a menudo, y los camareros se metían con Morán llamándole Pichón, pero el sobrenombre terminó siendo para Marcos. En 1987 volvió al Atlético. Terminó su carrera en el Logroñés (1989-1990) y en el Racing (1990-91). Fue 22 veces internacional.
Su mujer, nieta de otro futbolista
Cuando colgó las botas ya había nacido Marcos Alonso, el mayor de sus hijos –le siguieron Mercedes y Lucía–, también futbolista y actual integrante de la plantilla azulgrana. Y entonces se puso el mono de entrenador. Dirigió al Rayo, al Racing, al Sevilla –con el que ascendió a Primera–, al Atlético, al Zaragoza, al Valladolid, al Málaga y al Granada 74. Pero llegó un día en el que se cansó y se fue distanciando de lo que había sido su gran pasión, pasando entonces a comentar los partidos por la radio, un cometido que compaginó con su cargo en el departamento de Márketing de Puma, la firma del felino que le había calzado en su etapa profesional y en la que ha trabajado hasta el final de sus días.
Mercedes Zabala, su mujer, ha sido su gran apoyo en los buenos y en los malos momentos. Se da la circunstancia de que ella es nieta de Koldo Zabala, lateral derecho que, tras pasar por varios equipos, llamó la atención del Barça, quien lo fichó en 1941 y lo alineó en 59 partidos. Ganó la Copa en su primer año. No fue su último club, ni mucho menos, pero tras salir de Les Corts militó en conjuntos mucho menores. Sin duda, se mire por donde se mire, los Zabala y los Alonso estaban destinados a encontrarse, aunque Marcos Alonso Peña se ha ido antes de tiempo, pero feliz de ver a su hijo en el Camp Nou.