Leo Messi ya está en la final. A un paso de la gloria. Como en Brasil, en 2014. Esperando rival. Francia o Marruecos serán el último obstáculo para que el considerado mejor jugador del mundo gane, por fin, el Mundial con Argentina. Maradona lo consiguió en 1986 y Messi puede emular al gran Dios de los argentinos. Hace ocho años, Alemania frustró todas sus ilusiones. En Qatar tendrá su segunda oportunidad y, tal vez, la última.
En la primera semifinal del Mundial, Argentina se impuso a Croacia por 3-0. Un polémico penalti transformado por Messi a los 33 minutos avanzó la gran fiesta del combinado albiceleste. Poco después, Julián Álvarez, en una acción increíble con buena dosis de suerte, batió por segunda vez a Livakovic.
El muslo izquierdo
Antes, Argentina estuvo pendiente de Messi. De su magia y, sobre todo, de su pierna izquierda. El delantero del PSG se tocó muchas veces el muslo. No parecía estar en buenas condiciones, pero no quería perderse por nada el partido.
Messi tuvo mucho más trascendencia en Argentina que Modric en Croacia. El exfutbolista del Barça también se inventó una jugada sensacional que culminó otra vez Julián Álvarez en el segundo tiempo. La semifinal, con el tercer gol, ya estaba sentenciada.
Mal inicio
Argentina, que comenzó el Mundial con una derrota ante Arabia Saudí y muchas dudas, se ha ido entonando con el paso de los partidos. Ya solo está a uno de la gloria.
Messi sabe que el domingo tendrá su gran oportunidad de hacer historia. Ahora tendrá unos días para descansar y recuperar las mejores sensaciones. El fútbol está en deuda con él y él con Argentina. Ningún título ilusiona más a Messi, que lo ha ganado casi todo. Solo le falta el Mundial. Y esta vez quiere fulminar todas sus pesadillas y ser el hombre más feliz del mundo.