La historia de amor-odio que viven el Barça y el PSG es algo cuyo nacimiento tuvo lugar hace años. Es una de las rivalidades más fuertes que hay entre clubes de las grandes ligas europeas. Siempre en lo futbolístico, se trata de una serie de rencillas que se han ido librando en forma de pequeñas batallas. Todo ello ha ocurrido siempre en los mercados de fichajes.
Nasser Al Khelaifi en la presentación de Messi / EFE
La urgencia por reforzarse ha desembocado en estrategias que alguna vez han sido desesperadas por parte de ambos equipos. No siempre una temporada ha sido exitosa o todo lo exitosa que los presidentes de FC Barcelona y París Saint Germain habrían deseado. Por lo tanto los fichajes de jugadores y rumores de traspasos nunca han cesado.
El balance es abrumador
El daño más fuerte que haya existido en esta peculiar guerra ha sido provocado por el PSG. La estocada principal viene producida por la marcha de Neymar del Barça. El club catalán no pudo hacer nada al respecto porque los parisinos depositaron 222 millones de euros pagando así la cláusula de rescisión.
Aquello fue toda una revolución que provocó que la junta de Josep Maria Bartomeu se tuviera que emplear a fondo para encontrar a un sustituto del brasileño que cubriese el hueco liberado. Luis Suárez y Leo Messi se quedaron solos. Dembelé fue el elegido. Pero no fue lo mismo.
Neymar en un partido del PSG / EFE
Poco después, la junta de Bartomeu intentó traer al internacional con la canarinha de nuevo, aunque sin mucha suerte. Nasser Al-Khelaifi se opuso firmemente a tales intenciones y blindó a su crack con una suma cuantiosa de dinero.
Tocado y hundido
Con el impresionante y sorprendente fichaje de Leo Messi por el PSG tras no poder encajar su sueldo en el organigrama financiero del club tras no respetar el fair play, ha sido un golpe definitivo en las aspiraciones del FC Barcelona. Estaba tocado, pero ha acabado hundido.
Lionel Messi y Nasser Al Khelaifi, en la firma del contrato del argentino / PSG
La nueva era comienza en el club azulgrana sin la Pulga, que jugará a partir de ahora en la Ligue 1. La junta de Joan Laporta y el entrenador, Ronald Koeman, serán los encargados de levantar a la entidad, que se siente huérfana.
Solamente Lucas Digne
El lateral zurdo fue la única concesión del PSG al Barça desde que empezó la guerra entre ambos clubes. Digne era un jugador que no contaba para los jefes de los parisinos, con lo que no supuso ningún contratiempo para ellos. Llegó al Camp Nou pero poco después se marchó sin pena ni gloria.
Ronaldinho con Laporta en su presentación / FC Barcelona
Cabe recordar que cuando Ronaldinho Gaúcho fichó por el FC Barcelona en lo que fue el primer mandato de Joan Laporta en la presidencia del club, esa guerra no existía. Por lo tanto, no había muchos impedimentos en dejar escapar al brasileño, que acabó siendo todo un éxito tras cambiar la historia del Barça.
Una frustración que viene de lejos
Uno de los veranos más sonados fue el que se intentó fichar a Marco Verratti. El italiano se convirtió en el objetivo número uno de la junta directiva culé. Sin embargo, ocurrió lo mismo: permaneció en el Parque de los Príncipes. Eso aumentó la frustración azulgrana, que iba en aumento año tras año.
Ni una concesión
Marquinhos, Cavani e incluso Pochettino. La lista es muy larga. El Barça parece ser estar siempre atento a la gran amplitud de la plantilla del PSG. El central brasileño es un nombre que ha sonado todos los veranos, pero sin llegar a nada. Incluso sonó el delantero uruguayo como sustituto de Luis Suárez, aunque al final llegó Martin Braithwaite. También uno de los fichajes del París, Wijnaldum, era pretendiente culé, al igual que Xavi Simons, canterano que se marchó de Barcelona.
Pochettino en un partido del PSG / EFE
Por último, aparte de jugadores, han sonado nombres de entrenadores como es el de Mauricio Pochettino. Ya se intentó traerle tras la debacle en la Champions League ante el Bayern (2-8) el año pasado. Nada de nada. El Barça ha perdido (casi) siempre.