Neymar quiere y está haciendo todo lo posible para enfrentarse al Barça, el próximo 10 de marzo. El crack brasileño tiene ganas de verse las caras con sus excompañeros y amigos, como Leo Messi o Gerard Piqué. Y sobre todo, de celebrar en el terreno de juego una clasificación que tienen más que encarrilada tras la goleada en la ida (1-4).
El 10 del conjunto parisino se lesionó el aductor el pasado 10 de febrero en el partido de Copa ante el Caen tras una dura entrada y el club anunció que el tiempo estimado de baja sería de unas cuatro semanas. Por tanto, el choque contra los blaugrana llegará justo el día en que se cumplirá un mes de su baja. En esta línea, todas las pistas hacen pensar que el carioca podrá estar en el encuentro de Champions.
Neymar, feliz en un entrenamiento del PSG | EFE
Neymar empezó este jueves a pisar césped por primera vez desde su lesión, y está acortando los plazos para llegar en condiciones al choque ante el Barça. El propio Pochettino reconoció que su recuperación va por muy buen camino: "Está siguiendo los protocolos que se han establecido. Hoy ha estado en el campo corriendo y haciendo ejercicios físicos. Le he visto contento y en buen estado de humor. Va todo bajo control respecto a los timing que se han planteado".
No forzarán a los cracks
Por otra parte, también es seria duda para llegar al partido contra los culés Ángel Di María. El argentino sufrió una lesión muscular durante el clásico contra el Marsella disputado el 7 de febrero, y de momento sigue entrenándose en solitario.
Lo que es evidente es que la cómoda ventaja del entrentamiento de ida da la opción a los parisinos de no forzar a sus cracks, excepto que sea claramente necesario. Lo más probable es que, si entran en la convocatoria, sean suplentes, ya que prácticamente no habrán tenido sesiones con el grupo. Y solo entrarán si el partido lo requiere.
Leo Messi, lamentando la derrota contra el PSG | EFE
De momento, el sentimiento en Barcelona es que no se puede dar la eliminatoria por perdida. Viajarán a París en busca de una nueva remontada histórica y liderados por un nuevo presidente, que saldrá elegido solo tres días antes. Se intentará plantear un clima de optimismo, pero la realidad es que la misión es prácticamente imposible. Y más teniendo en cuenta que el Barça se encontrará con un PSG mucho más reforzado que en la ida.