Poco después de la salida de Neymar del Barça se supo que el crack brasileño se convenció a sí mismo de que tenía que probar suerte fuera tras el histórico 6-1 ante el PSG.
El brasileño cuajó aquella noche un partido para el recuerdo. Tras un arreón inicial imponente del equipo blaugrana, el gol de los parisinos parecía haber acabado con las ilusiones de remontada. Pero el ex del Santos decidió que aún había esperanza. Echándose el equipo a la espalda y con una fe inquebrantable Neymar resultó decisivo en los tres últimos goles culés, culminando un resultado que se antojaba imposible.
A pesar de su brillante actuación, las portadas del día siguiente en Barcelona las ocupaba Lionel Messi. El argentino cuajó un partido discreto aquel día, pero la mítica foto del diez celebrando la remontada con la afición simbolizaba el sentir del barcelonismo junto a su gran estrella.
Dicen que Neymar se dio cuenta aquel día de que en el Barça nunca sería el número uno. Ni en el equipo ni, por consiguiente, en el planeta fútbol. Este ataque de ego, unido a la astronómica oferta económica que puso sobre la mesa el PSG, acabó de convencerle para hacer las maletas en dirección a París.
Un primer año difícil
Pero las cosas no han ido como seguramente él esperaba en la capital francesa. Tras un inicio de temporada prometedor del equipo entonces dirigido por Unai Emery –con conflictos incluidos entre Neymar y otras estrellas de su nuevo plantel-, el campeón galo se estrelló sin remedio en octavos de final de la Champions contra el Real Madrid. La derrota en Europa vino acompañada de una grave lesión del brasileño, que no volvería a jugar con su club el resto del curso.
El delantero hizo entonces todo lo posible para llegar a tiempo al Mundial de Rusia. Tras una clasificación brillante de su selección para el campeonato, Brasil llegaba como favorita al torneo. Pero como pasó en 2014, el equipo volvió a caer antes de tiempo. Esta vez en cuartos de final y con, además, un Neymar muy por debajo del nivel que se le exige en su país de origen.
El verano debía servir a Neymar para encontrar el reposo y la calma para afrontar la nueva temporada a pleno rendimiento. Se supone que el brasileño habrá descansado, pero la calma en torno a él no ha existido, sucediéndose los rumores y las filtraciones sobre una posible salida al Real Madrid, eterno rival del equipo que le trajo a Europa.
Primer examen
Este pasado martes el diez del PSG afrontaba su primer gran examen del curso. El conjunto parisino debutaba en la Champions League, el torneo para el que se construyó la actual plantilla de la entidad gala, contra uno de sus dos últimos finalistas.
El Liverpool les esperaba en Anfield. Y ni Neymar ni sus compañeros volvieron a estar a la altura en la máxima competición continental.
El conjunto de Jürgen Klopp aplicó desde el minuto uno su clásica intensidad en la presión. Un escenario que, aun siendo previsible, los jugadores del PSG no supieron responder. Tampoco la estrella brasileña, que hizo de nuevo un partido flojo en una gran noche europea.
Mal comienzo
La derrota por 3-2 en Liverpool supone un pésimo comienzo en un grupo muy difícil, en el que también está presente el Nápoles de Carlo Ancelotti.
A pesar de que la temporada acaba de comenzar, el curso se presenta ya desde el inicio complicado para Neymar. El brasileño salió de Barcelona con el objetivo de levantar la Champions siendo la gran (y única estrella) de su equipo. Un objetivo que, por lo visto hasta ahora, parece harto complicado.