El caso Dani Alves no para de proporcionar nuevos episodios a medida que avanzan las horas. Para disgusto del que fuera una leyenda deportiva del FC Barcelona, su historia va camino de convertirse en el culebrón morboso del invierno y su nombre, cada vez más, quedará asociado al de un despiadado agresor sexual a menos que logre probar su inocencia. Las últimas informaciones le dejan todavía más tocado y dificultarán la defensa de su nuevo abogado, el reputado penalista Cristóbal Martell

La última novedad parece clave de cara al esclarecimiento de los hechos. Se trata de una prueba de carácter incontestable, a falta de que se practique en su totalidad. El Hospital Clínic de Barcelona atendió a la víctima después de sufrir la agresión y durante el protocolo médico de agresiones sexuales, además de examinarle las posibles heridas y desgarros en su zona vaginal, le extrajeron del cuerpo los restos de los fluidos seminales de su presunto agresor. Son los restos que probarían que existió una relación sexual entre los dos, pero en el informe médico de la víctima aportado a la causa se indica que se encontraron pocos rastros biológicos en ella tras su exploración, y no servirían para comparar.

Restos de semen en el baño

Las evidencias más claras de que disponen los Mossos son los restos de semen encontrados en el lavabo donde supuestamente se cometió la agresión sexual y que pudo recoger la patrulla que acudió a la discoteca poco después de activarse el protocolo contra este tipo de delitos sexuales. La víctima explicó en su declaración policial que tras presuntamente violarla, notó que Alves se relajaba al eyacular: "Y vi una mancha en el suelo. No puedo decir al 100% que fuera semen, pero entendí que sí, que ya había terminado".

Los agentes conservan ese material genético que presuntamente es del jugador y el Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona podría ordenar cotejar con el ADN de Alves para ver si hay coincidencia. También podría entregarlo él de forma voluntaria.

 

Esto significa que tanto los servicios médicos del Clínic, hospital ubicado relativamente cerca de la discoteca Sutton, donde sucedieron los hechos, como los propios Mossos pueden tener en su poder una muestra del semen que la joven tenía en su cuerpo. Ahora, con Dani Alves en la prisión de Brians 2, tan solo falta cotejar si la sustancia extraída coincide con el ADN del propio futbolista. En caso de que así sea, sus posibilidades de ser declarado inocente serán inexistentes. 

Videograbación de la víctima: "Culpable"

Según El Periódico, los Mossos tienen, además, una vídeograbación de la víctima llorando desconsolada tras haber sido supuestamente violada en un baño de la zona VIP de Sutton. Al parecer, uno de los policías grabó por error mediante una cámara que llevaba en el pecho a la joven mientras narraba su versión de lo sucedido. Un relato que coincidió con lo que posteriormente contó en comisaría cuando acudió, dos días después, a formular la denuncia y que también se corresponde con la declaración que efectuó en dependencias judiciales el 20 de enero. La muchacha llegaba a decir que se sentía "avergonzada" y "culpable" por haberle acompañado al reservado. 

Fotomontaje de Dani Alves y del centro penitenciario Brians 2 / METRÓPOLI

Fotomontaje de Dani Alves y del centro penitenciario Brians 2 / METRÓPOLI

Toda la información que está saliendo a la luz no hace sino corroborar que los Mossos tienen muchas pruebas e indicios de la culpabilidad de Alves desde hace tiempo. Por este motivo se explica su veloz encarcelamiento en prisión preventiva cuando, según se había dicho previamente, tan solo acudía a prestar declaración. El fiscal y la jueza vieron tantas evidencias de su culpabilidad, agravadas con las reiteradas contradicciones en que incurrió el jugador, que no tuvieron dudas: prisión sin fianza. De esta forma no solo se garantizaban evitar el riesgo de fuga o la posible destrucción de pruebas, sino que se aseguraban de empezar a hacer cumplir una condena casi inevitable. 

La trampa de los Mossos 

También ha trascendido en las últimas horas que los Mossos jugaron con astucia la detención de futbolista. Cuando estaba en México, le contactaron para que regresase a Barcelona, donde tenía el imperativo de que había fallecido su suegra. Los Mossos le convencieron de que prestar declaración le sería favorable, pero no le contaron que tenían tantas pruebas y detalles que lo inculpaban claramente. Unos datos que tampoco fueron filtrados a la prensa, donde solamente se habló de un abuso en un primer momento, nunca de violación. Esta trampa de la policía facilitó la detención de Alves tras prestar declaración. 

 

El exjugador del Barça se juega una pena de prisión de 4 a 12 años si nos atenemos al artículo 179 del Código Penal: "Cuando la agresión consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías". Este artículo es el que se refiere a las violaciones y que se separa claramente del que va destinado a los antiguos abusos sexuales (178 CP), cuya pena es de 1 a 4 años. 

Ahora le queda una árdua tarea a su nuevo abogado por delante. Por lo pronto ya prepara un recurso que se presentará este jueves solicitando una medida menos lesiva que la prisión preventiva, como podría ser una retirada del pasaporte. La gran pregunta es: ¿Se tendrá que centrar en demostrar su inocencia o directamente en intentar rebajar unas penas de prisión que ya son inevitables?