La mujer de Iniesta publica un vídeo sobre sus vivencias más duras

El 5 de agosto de 2018 la vida de Anna Ortiz y Andrés Iniesta daba un giro de 180 grados. Empezaban una aventura incierta en la ciudad de Kobe junto a sus hijos. Fue toda una experiencia para ellos y un gran reto. Se tuvieron que hacer a una vida totalmente distinta a la que ellos estaban acostumbrados. La mujer del futbolista se mostraba encantada y es que siempre ha estado interesada por la cultura oriental. De hecho, le pedía a su padre Vicenç que le comprara libros relacionados con la fe y el budismo. 

Ortiz ha querido plasmar sus vivencias en su libro Mi luz, donde muestra su cara más íntima y personal. Allí se abre en canal y comparte sus lecciones de vida, algunas de ellas realmente duras. A causa de la pandemia Anna no ha podido pasar las Navidades con su familia, no obstante ha estado con su marido y sus cuatro hijos. La suerte para ella es que ninguno se ha contagiado de coronavirus. 

mi luz anna ortiz

“El miedo no es una palabra que me guste, intento que no aparezca mucho en nuestro día a día. Las ganas que teníamos de dar el salto supera todas las incertidumbres que podíamos tener, ya que para nosotros era una oportunidad y una aventura, y así es como lo estamos viviendo”, cuenta Ortiz cuando le preguntan sobre el cambio de vida de estos últimos años. “Si estamos juntos, estamos bien”, asegura Anna. Una declaración de amor hacia su marido. Además, ha sido un cambio que ha venido muy bien para que sus hijos aprendan nuevas costumbres e idiomas. 

“Llevamos una vida muy sencilla, no hacemos nada que no hagan los demás. Nunca pensé que iba a perder eso porque Andrés nunca me dio pie a eso. Si uno es feliz con lo que está viviendo, nada tiene que cambiar”, asegura Ortiz.

Entre otros episodios, Anna Ortiz revela dos momentos muy duros de su vida. Uno de ellos trata sobre la depresión que vivió el futbolista en el año 2009. “Cayó en un pozo tan hondo que cuando uno sale de ahí no puede ser la misma persona”, admite Anna, que cree que su marido ha salido muy reforzado como persona y como profesional y al que valora la capacidad de pedir ayuda: “El que está al lado de una persona que pasa por ello también aprende mucho, y es lo que hice con él”.

El segundo nos traslada al 7 de marzo de 2014. Embarazada de 31 semanas descubrió que había perdido al bebé que esperaba. ”Nadie está preparado para vivir algo así porque nadie te cuenta las cosas malas que pueden pasar en un embarazo. Es el momento en que ninguna madre y ningún padre quisiera vivir y la verdad que fue un proceso muy duro del que no he sido capaz de hablar hasta ahora. Necesité sanar el alma y ahora tengo la tranquilidad que Andrés jr es el angelito que nos cuida desde el cielo”.