La declaración ante la juez de Óscar S., el principal sospechoso en la desaparición y muerte de Esther López, de 35 años, está llena de contradicciones. Así lo corroboran las pruebas recabadas por los investigadores.

El amigo de la víctima fue una de las últimas personas que la vio viva la madrugada del pasado 13 de enero. Ese día, Carolo y Ramón, que también fueron investigados, quedaron la tarde del día anterior en un bar de Traspinedo (Valladolid) para ver un partido de fútbol, pero algo se torció. Carolo llamó a Esther para apuntarse al plan.

Datos comprobados

El sospechoso, que se gastó 400 euros en una noche en ese bar, según consta en los movimientos de su tarjeta de crédito, relata que luego fue a dejar a Carolo a su casa, primero, y después a Esther en la de los padres de Óscar. En el final del último trayecto, él y la víctima discutieron y él la dejó en el arcén de la carretera, relató al juez.

Los nuevos datos de la investigación ofrecen matices importantes a esa historia. El GPS del móvil del principal implicado lo sitúan en el bar, sí, desde las 21.14h del 12 de enero. Carolo llamó a Esther para que se anexara y los tres se fueron de allí sobre las 02.48 horas, no a las 2.30 como se dijo en sede judicial.

Imprecisiones

La conexión del teléfono con el Volkswagen blanco de Óscar señala esa hora. El GPS ha sido básico para rastrear sus pasos. Doce minutos después los ubica en el bar Las Bodegas donde estuvieron 13 minutos exactos. Allí se registraron algunos movimientos alrededor. Todo se ajusta a los hechos relatados al juez, hasta aquí, las 3.14 horas.

En ese momento, el sospechoso vuelve al coche y en tan sólo ocho minutos llega a su casa en El Romeral, pasando por la casa de Carolo. En total, ocho minutos para recorrer siete kilómetros y, según Óscar, paró para que se apeara Esther López. La duda está en si se puede hacer este recorrido de forma tan veloz o si bien miente en su relato y nunca sucedió esa discusión. La investigación y los testigos pueden ser claves.