Hace 18 años que El Rafita, El Malaguita, Ramón y Ramoncín decidían acabar con la vida de Sandra Palo. La joven había salido de noche y debía coger un bus de vuelta a casa para acudir al siguiente día a la comunión de hermano, Ismael.
Hoy, Maria del Mar Bermúdez, su madre, sigue recordando aquel fatídico 17 de mayo de 2003, día en que tres adolescentes y un mayor de edad le arrebataron a su hija. Desde entonces reconoce que no ha podido volver a llevar "una vida normal" y que apenas sale de su casa en el barrio de Getafe, un lugar al que considera su “refugio”.
Una vida complicada
En una entrevista a El Confidencial, considera que la vida no se lo ha puesto fácil, aunque encuentra en sus tres nietos un pellizco de ilusión para celebrar la Navidad. Se considera buena abuela y afirma que sus nietos sienten devoción por ella.
Bermúdez vive jubilada después de someterse a una intervención de rodilla que le impedió volver a reincorporarse al mercado laboral. Sobre su día a día, confiesa que ha vuelto a ver la televisión, algo que durante muchos años no hizo por no enterarse de las malas noticias, hoy es uno de sus mayores entretenimientos.
Las familias de las víctimas
En este sentido, admite que ha visto varias series documentales que se han hecho alrededor de casos como el de Sandra y que, incluso, han “hecho piña” con Antonio (padre de Marta del Castillo), Juan José (el padre de Mariluz), con los de Lucía Vivar, con la madre de Ruth y José. En definitiva, con personas que han sufrido el asesinato de sus hijos en primera persona.
“De vez en cuando nos escribimos, son relaciones que han permanecido en el tiempo”, declara. De hecho, en varias ocasiones han llevado propuestas al Congreso en matería de seguridad ciudadana. En un par de ellas, se pedía la prisión permanente revisable y el endurecimiento de la Ley del menor: una modificación que pasaba por elevar la pena de cárcel a los acusados de cometer un delito de sangre una vez cumplían la mayoría de edad.
Reencuentro con los agresores
Con todo, la entrevistada revela que a ella nadie le ha ofrecido hacer una serie de Netflix sobre lo ocurrido, como sí que se ha hecho con otros sumarios. Preguntada por si ha vuelto a ver a los asesinos de su hija, revela que "afortunadamente" tan solo les vio seis mesés después de matar a Sandra.
Junto a su marido, se enfrentó cara a cara al Malaguita y asegura que le dijeron todo lo que llevaban dentro ante la desafiante mirada del andaluz. Él tan solo pidió perdón para conseguir un atenuante de pena. Así las cosas, María del Mar asevera haber perdido la confianza en la justicia: no se explica cómo el autor del crimen de Alex, el pequeño de Lardero, estaba en libertad.