El Hospital de Mujeres de Liverpool sufrió un atentado el pasado domingo que dejó varias personas heridas. Un acto terrorista que pudo haber sido peor si no fuera por un taxista, David Perry.
Ese día un hombre se subió a su vehículo y pidió que lo llevara a la catedral de la ciudad británica. Allí se celebraba el Remembrance Day, el Día Nacional del Recuerdo por los caídos en las dos Guerras Mundiales, que reunió a unas 1.000 personas.
Sospechas
El conductor vio algunos movimientos sospechosos de su pasajero y, de repente, vio una luz roja bajo su ropa. Al sospechar que podría ser un terrorista suicida, salió del coche y encerró el sospechoso. Segundos después, el criminal detonó el explosivo.
Este es el coche que explotó frente al centro hospitalario, ya que en esos momentos pasaban por allí. El terrorista falleció en el acto. Perry sufrió varias atendidas de las que fue atendido en el hospital.
Investigación
La historia ha sorprendido a las autoridades y a los ciudadanos, que ya lo consideran un héroe nacional y han aplaudido su gesto en las redes. El mismo Boris Johnson ha aplaudido su actuación. "Los británicos nunca se acobardarán ante el terrorismo y nunca cederán a los que buscan dividirnos con actos de violencia sin sentido", asegura.
La investigación sigue en marcha y ya hay cuatro detenidos. Tres de ellos, fueron detenidos el mismo domingo, el cuarto este lunes. El país ha elevado el nivel de alerta terrorista “grave”.