"Alarmante" robo de agua en cuatro grandes acuíferos de España
Daimiel, Doñana, el Mar Menor y los acuíferos de Los Arenales sufren extracciones ilegales de 220 millones de metros cúbicos
20 octubre, 2021 10:03Los espacios protegidos de Daimiel, Doñana, el Mar Menor y los acuíferos de Los Arenales sufren una extracción ilegal de agua que alcanza una superficie de unas 88.645 hectáreas, o lo que es lo mismo, 1,5 veces más que lo que ocupa la ciudad de Madrid. Así lo denuncia la organización WWF.
La ONG subraya la inacción de todas las administraciones públicas ante el expolio a estos cuatro espacios naturales. Lamentan que si ha controlado el agua, ni se sabe realmente el volumen del recurso que se extrae de los pozos, mientras se van agotando los acuíferos.
Reclamaciones
Frente a esta situación, reclaman una acción "contundente" para mejorar el control; modificar la Ley de Aguas y cerrar "todas" las extracciones ilegales de los acuíferos y sancionar a aquellos que se saltan la ley cometiendo este delito ecológico contra la naturaleza y la seguridad hídrica de toda la sociedad. Por otro lado, exigen reducir la superficie de regadío.
El hallazgo de este robo de agua y las posteriores conclusiones son fruto de un trabajo de investigación de más de un año. Durante este periodo, se ha detectado el "saqueo" de agua en los citados acuíferos, cuatro de los más importantes de España. Un robo de cerca 220 millones de metros cúbicos que sería el equivalente a llenar más de 65.000 piscinas olímpicas.
Permisividad administrativa
En los cuatro espacios se ha detectado la sobreexplotación de los acuíferos así como el riego ilegal de ciertas zonas con agua extraída ilegalmente: "sistemáticamente y con total impunidad" se están regando parcelas que no cuentan con autorización para extraer agua, señalan. De todas ellas, la afección más "dramática" es la de Las Tablas de Daimiel, donde los regadíos ilegales equivalen a más de 62.300 campos de fútbol.
WWF indica que el saqueo del agua subterránea es "un grave problema en España". Las causas principales, apuntan, son dos: las expectativas que crea el apoyo al regadío por parte de la política agraria y la inacción y permisividad política de las distintas administraciones en las últimas décadas.
Tablas de Daimiel
La organización critica la "alarmante falta de información y opacidad" de las administraciones que no permite saber cuánta agua se extrae realmente, lo que afecta a los cálculos necesarios para una correcta planificación hidrológica.
La ONG califica de “alarmantes” los datos de las Tablas de Daimiel. Al menos 51.465 hectáreas de cultivo se riegan con agua extraída ilegalmente, cifras que “hacen saltar todas las alarmas”. De hecho, el parque nacional en más de una ocasión se ve obligado a bombear aguas artificialmente para minimizar los impactos y "aparentar normalidad”. Denuncian que en esta zona la administración pública se ha saltado su propio límite, establecido en el Régimen Anual de Extracciones.
Los Arenales
La situación no es mucho mejor en Los Arenales en Castilla y León. Se regó con agua extraída ilegalmente 23.975 hectáreas. En los últimos 15 años se ha registrado un "preocupante descenso" del acuífero de Los Arenales que sitúa el nivel de agua, en Tierra del Vino, la masa de agua subterránea más afectada, por debajo de los 25 metros.
Por su parte, sobre Doñana y Aljarafe, el humedal más importante de Europa, los datos que ha obtenidos concluyen que la superficie regada con agua extraída ilegalmente es de más de 4.700 hectáreas. Pese a que en los últimos dos años el Ministerio para la Transición Ecológica ha cerrado "numerosos" pozos ilegales en la zona, WWF matiza que la Junta de Andalucía no ha hecho lo mismo.
Doñana y el Mar Menor
Doñana ha perdido más del 80% de sus marismas y el 90% de sus lagunas estacionales desde principios del siglo XX debido al avance de la agricultura intensiva. Mientras, el Mar Menor vive "momentos críticos" tras un "nuevo episodio de eutrofización" que ha vuelto a provocar una sopa verde en la mayor laguna salada de Europa.
Este descenso y robo de los acuíferos tiene consecuencias severas: la contaminación, la amenaza a la salud que conlleva la concentración de nitratos y arsénico, que provoca que en algunos pueblos el agua corriente no sea apta para el consumo humano.