El hallazgo del cuerpo sin vida de Olivia durante la tarde ayer confirmó la principal hipótesis de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil tras descartar, prácticamente, desde el primer minuto, que el padre de las niñas hubiese huido a otro continente con las menores.
Tomás Gimeno mató a sus hijas las tarde del 27 de abril y se deshizo de sus cadáveres lastrándolos al fondo del mar entre las 21:30 y las 23:30 horas de ese mismo día. Previamente, todo apunta a que las drogó.
A la espera de la autopsia
El dispositivo de búsqueda para dar con los cuerpos de Tomás y su hija Anna, de apenas un año, sigue en marcha, a la espera de que el buque Ángeles Alvariño y el robot subacuático, el Liropus 2000, los localicen en la misma zona en que fue hallada la pequeña de seis años. En concreto, a 3 millas de la costa de Guïmar (Tenerife), el último lugar en el que emitió señal el móvil de Tomás, pasadas la 1 de la madrugada del miércoles 28 de abril.
Sin embargo, ahora, los investigadores trabajan también para esclarecer cómo se produjo la muerte de las menores. A la espera de que se conozca el resultado de la autopsia del cadáver de Olivia Gimeno, todas las pesquisas apuntan a que Tomás drogó a sus hijas antes de acabar con ellas.
Muerte por intoxicación medicamentosa
Una conclusión a la que llegaron los investigadores días atrás mientras se rastreaba la casa, el coche y la lancha del parricida. Fue allí, en la vivienda ubicada en el municipio de la Candelaria, cuando, el 17 de mayo, los dos dos perros del insituto armado, especializados en la búsqueda de restos biológicos, encontraron varios blisters de medicamentos vacíos.
Una información que hasta ahora no había salido a la luz, puesto que el caso sigue bajo secreto de sumario. Si bien es cierto, que desde el primer registro en la casa de Gimeno, trascendió que a los agentes les llamó la atención el desorden y la presencia de un paquete de bolsas industriales de gran tamaño en el medio del comedor.