Tras siete días de travesía, procedente de Vigo, el buque con sónar, Ángeles Alvariño, se ha sumado al dispositivo de búsqueda del padre y las dos niñas desaparecidas en Tenerife, el 27 de abril. Tras su llegada al puerto de Santa Cruz, durante la mañana de este domingo, el personal del barco ha mantenido una reunión con los investigadores para coordinar las labores de búsqueda.

Horas después, a las tres de la tarde hora canaria, el navío ha partido de la marina tinerfeña para iniciar las labores de rastreo que pretenden avanzar en la investigación.

Barco con sónar y robot subacuático

El Ángeles Alvariño es propiedad del Instituto Español de Oceanografía y cuenta con un sistema de ecosonda multihaz de barrido lateral con capacidad de detectar cualquier objeto en un radio de 300 metros entre babor y estribor.

A bordo del buque viaja también un robot subacuático con cámara que será empleado para la observación y grabación del suelo marino. El androide, bautizado como Liropus 2000, está diseñado para maniobrar a diferentes profundidades de hasta 2000 metros.

Dispositivo especial

De este modo, está previsto que a través del sonar y el robot se rastree la orografía marina tinerfeña. Especialmente, la zona frente a la costa del puerto de Güímar, lugar en el que fue hallada la sillita de una de las menores y la lancha de Tomás. El área en el que fue registrada la señal del móvil de Gimeno por última vez, la madrugada del 28 de abril, también ha sido delimitada.

Con la llegada del barco, ya son dos los destacamentos especiales enviados a la isla para dar con el paradero de Tomás y las pequeñas, de uno y seis años. Desde el pasado 2 de mayo, un grupo de agentes de la UCO de la benemérita se encuentra desplegado en suelo tinerfeño con la misión de realizar nuevos registros en la vivienda del desaparecido.