Una mujer con cáncer muere después de tres meses sin conseguir cita presencial con su médico
La familia denuncia la odisea que vivió Sonia en sus últimos meses de vida para concienciar sobre el trato recibido en esta época de pandemia
5 octubre, 2020 15:43Sonia Sainz-Maza era una mujer de 48 años que murió el pasado mes de agosto víctima de un cáncer de colon, aunque su familia ha denunciado que su fallecimiento ha sido culpa del coronavirus. Y es que, tal y como ha asegurado su hermana pequeña, Sonia se pasó los últimos tres meses luchando por conseguir una cita presencial con un médico.
Lydia Sainz-Maza Zorrilla, la hermana, ha hecho pública la situación que vivió Sonia en sus últimos meses con una conmovedora carta. En ella, asegura que su hermana mayor empezó a sentirse mal en abril y "se moría al otro lado del teléfono mientras Sanidad nunca le tendió la ayuda que necesitaba".
No todas las enfermedades son Covid-19
Según publica El Correo de Burgos, el médico de cabecera de Sonia no le dio nunca una cita presencial y, tras pasar una odisea telefónica a lo largo de tres meses, consiguió un diagnóstico cuando ya era demasiado tarde para ella.
Por ello, la familia denuncia las malas prácticas de la Consejería de Sanidad, que "se ha olvidado de que existen otras enfermedades graves, más allá del coronavirus" y expresan su queja porque "no todos los pacientes ni todas las dolencias pueden atenderse telefónicamente".
La primera llamada, cuatro meses antes
El 17 de abril, Sonia llamó por primera vez a su médico para comunicarle sus dolores y que había perdido cinco kilos en unas semanas. A partir de entonces, las llamadas no cesaron debido a que los dolores iban a más, la medicación no le sentaba bien, seguía perdiendo peso y se notaba cansada todo el día. Tanto que le costaba hasta andar.
Una serie de síntomas que, como ha comprobado la familia, algunos no se reflejan en el historial médico de Sonia. "A pesar de las persistentes llamadas, su médico de familia nunca consideró verla. Ni siquiera le mandó una analítica", afirma Lydia.
Primera cita médica, un mes después
Consiguió cita con el traumatólogo del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) el 18 de junio, pero el doctor la echó porque el médico de Atención Primaria puso que sufría "lumbociatalgias" y eso era tarea de un rehabilitador. "Dio por cierto un diagnóstico que el médico de cabecera le había hecho por teléfono, y ni la revisó", concreta Lydia. La cita con el rehabilitador la tiene para marzo del próximo 2021.
Al salir de la consulta, desesperada por sus dolores, entró en las urgencias del HUBU, dónde la riñeron por acudir al servicio en medio de una pandemia. La mandaron a casa con una "tendinitis músculo isquiotibial". Dos días más tarde acudió a las urgencias del Hospital de Cruces, en Bilbao, donde el trato fue a peor: volvieron a insistir en que no era conveniente acudir a un hospital en plena pandemia, le diagnosticaron "lumbalgia" y pusieron en duda que llevara perdidos siete kilos.
Consiguió una analítica, a los tres meses
Sonia pidió la baja médica y tuvo la oportunidad de que la viera el médico de la mutua de su empresa en la capital burgalesa. El 2 de julio le hicieron una radiografía y le dijeron que padecía una "artrosis lumbar y pélvica". Su insistencia consiguió que el médico de cabecera le diera hora para el 9 de julio junto a una analítica.
El día 13, Sonia llamó a su doctor, quien no le daba los resultados. Al ver la analítica, le indicó que necesitaba una transfusión al observar una anemia grave. Ese día decidió volver a Cruces, sin saber que iba a quedarse ingresada, y por fin le dieron un informe en el que se reflejaban todos sus síntomas.
Cáncer con metástasis, detectado muy tarde
En los siguientes días le indicaron que padecía un cáncer de colon con metástasis, y ya no volvió a salir del hospital. Falleció el 13 de agosto por complicaciones diversas, fruto de su grave afección. La familia ha puesto quejas en atención al paciente y está hablando con un abogado para conocer las posibilidades de denunciar lo que consideran una deficiente atención sanitaria.
"Han sido tres meses en los que al dolor que Sonia padecía se añade el dolor del trato recibido entre abril y julio", ha asegurado Lydia. "Sonia tenía ganas de luchar. Cuando empezó con el tratamiento decía que se encontraba mejor, pero su cuerpo decía otra cosa", lamenta la hermana menor.