Una mujer ha denunciado los abusos que sufrió durante cinco años a manos de Nelson William Montes Lizarazo, un exsacerdote de Colombia, hasta el punto que quedó embarazada del religioso. Lo peor de la historia no es el final, sino que por aquél entonces solo tenia 10 años de edad. Los abusos empezaron en 1999 y se extendieron hasta el año 2005.
Paola, como se llama la víctima, relató que la primera vez que Montes se propasó, el sacerdote lo argumentó a que se trataba de un "designio de Dios". Y la segunda vez no fue muy diferente, puesto que tuvo lugar en las instalaciones del Seminario Mayor de Bogotá, a donde Montes ingresó con la menor en presencia de otros religiosos.
Una relación "consentida"
Ahora Paola tiene 30 años, por los 50 que tiene el exmiembro de la Arquidiócesis de Bogotá, y ha reunido las fuerzas para denunciar unos hechos que ocurrieron hace veinte años. El exsacerdote, lejos de esconderse, afirmó que nunca abusó sexualmente de la niña y que mantuvo una "relación consentida" tanto por la menor como por sus padres.
"Uno, cuando se enamora, no tiene un calendario" argumentó Montes haciendo referencia a la diferencia de edad. Para más inri, el exreligioso agregó que "a raíz de esa relación de amor" salió como fruto de ésta un niño en el 2005. También manifestó que esperó a que Paola cumpliera 14 años para pedirle la mano a su familia ya que, según su punto de vista, a partir de esa edad "se podía formalizar un hogar" pese a la gran diferencia de edad.
La Iglesia lo permitió
Al principio, Montes asumió su responsabilidad como padre mientras mantenía sus actividades en la arquidiócesis. "Estuvo presente los primeros días, pero comenzó a perderse, dejó de responder, se alejó. Cada vez que le pedía por algo para mi hijo, sacaba negativas y se perdía. Durante mucho tiempo fue intermitente hasta que se perdió", afirmó Paola.
A pesar de conocer su caso, Montes llegó a recibir el año 2010 una carta de recomendación de la Arquidiócesis de Bogotá para ejercer su ministerio en Venezuela, donde permaneció hasta 2017 con el conocimiento y la autorización del actual cardenal y arzobispo de la capital colombiana, Rubén Salazar. Finalmente fue expulsado en 2018 pese a que los antecedentes del caso se conocieron en 2008.