Manolo Caro: "Sólo el 3% de presos logra la reinserción, eso habla mucho del fracaso de la sociedad"
Un actor todoterreno que pisa el terreno para poder realizar una representación mas fidedigna de la realidad
24 enero, 2022 00:00Manolo Caro es un actor todoterreno. Cine, teatro, televisión, webseries… Su pasión es la interpretación y lo evidencia con su trayectoria y su realidad. Netflix acaba de estrenar Feria y en el Centro Dramático Nacional (CDN) protagoniza El cuaderno de Pitágoras hasta el 20 de febrero.
La obra es metateatro y a la vez realidad pura y dura. Escrito y dirigido por Carolina África, el texto es fruto de un voluntariado que ella hizo en una cárcel española donde montó junto a los presos una representación. Lo sucedido allí lo representan ahora varios actores.
Inmersión y revisión
El protagonista es Furia, interpretado por Caro, un personaje que pese a estar en la cárcel revela una gran humanidad. Esto es precisamente lo que atrajo el actor. Todavía no puede creer que su trayectoria profesional no haya pasado tanto por lo cómico como lo ha hecho con personajes como este preso. No es el único al que ha encarnado en su carrera, pero esta vez, la obra le llegó tanto que fue de visita a una prisión.
La experiencia fue muy reveladora para el andaluz. La institución causó un grave impacto en él, por lo que puede llegar a ser lo duro que es para los que están allí dentro. Conocedor que hay muchas y diversas casuísticas por los que uno puede quedar entre rejas, considera que sería viable escuchar, conocer qué sucede allí dentro y cómo el sistema presenta grietas.
--Pregunta: ¿Cómo llegó a la obra?
--Respuesta: Por una llamada del CDN, cuya directora me convocaba a hacer la obra. Ni siquiera tuve que hacer casting. Me pasó la obra, la leí y me gustó de lo que hablaba, los estigmas que rodean a las personas que están o han estado en la cárcel. También que mezcla comedia y drama, no es un retrato sórdido sino que muestra una humanidad muy completa.
--¿Fue a alguna cárcel como la directora para meterse en el papel?
--Fui a la cárcel de Valdemoro y sí lo hice, para mí es trabajo de campo. La directora nos lo ofreció y fuimos, porque ella dirige allí una obra. Y me pareció muy interesante. Yo por suerte no estuve en ninguna y me parece muy fácil pisarla. Una vez fui allí, vi que nos puede pasar a cualquiera, sin ánimo de hacer mal a nadie, por un accidente, por ejemplo.
--¿Y cómo fue la experiencia?
--Fue violento y eso que viví en una burbuja, porque estuve con compañeros que están en reinserción. En la misma arquitectura ves esa deshumanización y es una experiencia muy dura.
--¿Y meterse en la piel de su personaje es muy complicada?
--Para mí son personas dañadas, a veces dañados por ellos mismos, con la droga, o por las circunstancias. Pero estando con ellos y verlos sobre el escenario, los vi muy desnudos, vi mucha autenticidad.
--¿Y qué tiene de eso su personaje, Furia? ¿Cómo lo definiría?
--Está inspirado en testimonio de compañeros, pero el personaje es un preso que ha cometido robos de bancos y tiene una gran culpa con la que vive a diario, porque en un momento cometió un crimen por accidente. Es una persona que tiene mucho peso encima y que hace un camino de transformación durante la obra. En su proceso de escritura de la obra que escribe para los presos pasa de querer hacerlo a escribir una obra con un gran toque autobiográfico. Y luego tiene un bonito encuentro con Pitágoras que se convierte en su guía para salir de una realidad chata y terrible que vive.
--¿Y tras esta experiencia con presos, qué opinión tienes ahora de la cárcel?
--El concepto de cárcel ya no me gusta como tal, no me gusta cómo está concebido, sobre todo su arquitectura. Se habla de reinserción, pero sólo el 3% lo logra, eso habla mucho del fracaso de esta sociedad. Es un sistema que hace aguas. Los presos viven un aislamiento muy continuado y debería haber una especie de puente con la sociedad. Por eso se habla de gente institucionalizada cuando pasa mucho tiempo en prisión, por lo que es esa privación de libertad tan bestial no es sana… Pero da para un debate, y me cuesta ser concreto. Hay de todo, claro. Pero allí dentro viven otra realidad, y debemos ver cómo tender puentes. Y luego está qué hacemos nosotros con ello. En mi caso, me interesa porque he pasado por muchos personajes a lo largo de mi carrera que han estado en la cárcel y con algo que también me interesa que es el teatro social. Cómo la herramienta del teatro logra transformar y cuando eso se da en la cárcel me parece altamente terapéutico u artístico. Ellos mismos fueron obligados a hacer esta actividad, al principio. Tampoco estaban acostumbrados a trabajar en equipo y hacer un acto altruista, sin ningún beneficio.
--¿Cree en la capacidad catártica del teatro, entonces?
--Desde luego. Yo, como empecé mi carrera en el teatro del colegio lo sé de buena tinta, porque lo he vivido. Yo era un chico supertímido que estaba más a gusto sobre el escenario que en mi propia casa. Para mí era un lugar de libertad, de poder expresarme, de transformare, le trabajo en equipo… ¡Mi primer amor fue en el teatro! Yo cambié mucho con el teatro, la verdad.
--Pero entonces lo suyo fue un gesto de valor.
--Sí, no sé. En las tablas me sentía libre, podía cantar, bailar, hacer reír, cosa que me encantaba.
--¿Ese niño de 12 años se esperaba trabajar incluso en una película de James Bond, como hizo?
--La verdad que no. Yo hacía y estaba centrado en teatro y el cine lo veía muy lejos, y más estando en Sevilla. Y un día, llegaron al Instituto del teatro José Luís García Sánchez y Juan Diego y me encontré jugando a las películas con Fernando Rey, Cassen, Kiti Manver…
--Y además ha pasado de lo cómico a personajes muy oscuros y muy malos.
--Yo soy el primer sorprendido. Yo pensé que mi comedia iba a ser más de comedia. Creo que mi fisonomía me ha marcado para ciertos papeles y he acabado haciendo drama. Y me he encontrado con personajes que no sabía ni por donde cogerlos… Yo me lo tomo como una bajada a los infiernos e ir al lado más oscuro de mi y rescatarlo de ahí, pero a veces me he resistido porque te conviertes en abogado defensor de personajes que…
--Por suerte, esos papeles le han hecho no parar ni en pandemia.
--Sí paramos. Estaba en México rodando una película producida por Spielberg sobre Hernán Cortés en la que Javier Bardem era el protagonista, y se paró en seco. Hice una sesión. Se postergó a septiembre y luego a febrero y ya en otoño de 2020 se dijo que no, que no había manera de remontar una producción con 1.000 personas. Luego sí retomé la actividad con Feria. Y me siento muy agradecido de poder trabajar en pandemia.
--¿Teme que el rebrote le afecte?
--Ya hemos retrasado una semana, se estrenaba el 12 de enero y tuvo que ser el 18. Creo que ensayo más tranquilo que nunca porque no sé cuándo se estrena. Hay un compañero confinado, y de los nueve seis han sufrido Covid. Más los del equipo técnico, pero se lleva con la mayor calma y temple posible.
--¿Y habrá gira?
--Sí, hay cinco plazas: A Coruña, Mallorca, Cuenca, Vitoria y Zaragoza. Me gustaría que hubiera unas giras como las de antes y sobre todo ir a Andalucía por la parte que me toca.
--Cada vez hay menos.
--Yo estuve de gira cerca de dos años de gira con El avaro. Y este trabajo que va de la cárcel, me encantaría que, siendo una producción del CDN que se paga con el dinero de todos me gustaría que fuera por toda España
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--Antes hablaba de 'Feria'. ¿Qué tal la experiencia?
--Muy divertida, yo apenas he hecho ciencia ficción. Además, a mí me encanta caracterizarme y el personaje requiere transformación. Y el ambiente ha sido muy bonito.
--Además usted se atreve con todos los formatos.
--A mi me encanta. Participo en cortos, webseries. Me gusta participar en óperas primas. Y los formatos. Mi última webserie fue Reflexiones de Cinta y en ella incluso tenía que grabar yo. Me encanta hacer un poco de todo y explorar. El medio en sí es muy divertido, contar historias a través del medio que sea.
--¿Y se plantea dar el salto?
--En alguna ocasión me he visto envuelto cogiendo la cámara sí y he estudiado un poco de guion. Además, como actor tener la experiencia de estar detrás y conocer qué hay en cada departamento te hace ser más consciente del trabajo que hay. Me parece importante que todos sepamos de todo y tener algo de empatía. A veces pasa que como actor uno quiere decir algo que no está y allí hay un trabajo detrás
--Y usted que participa en todo tipo de producciones ¿cómo ve la mala salud de hierro del cine español?
--No entiendo lo de la mala salud de hierro. Entiendo que hay falta de presupuesto, un machismo que persiste y que todo ello puede ser un hándicap. Debemos dar voz a todo el mundo, pero es algo que tiene que ver con los productores y productoras. Yo creo que hay ciertas tendencias y hábitos en la forma de hacer cine que retrasan, dificultan un poco el hecho de que se cuenten cosas auténticas, más verdades que suceden en la realidad y que conecten más con el espectador. Se trata de buscar esas verdades. Muchas veces edulcoramos las cosas y hay demasiados estereotipos y los personajes tiene que ser más poliédricos. Y que si hay en guion un personaje de una mujer de 45 años que no se busque a otra más joven. Pienso en la señora mayor que inicia a un chaval en la última de Paolo Sorrentino, Fue la mano de Dios, por ejemplo
--Que rueda sin el temor del qué dirán…
--Hay cierto recogimiento ibérico, no desde la escritura, sino desde la producción. Pero estamos en mundo de grandes superficies y la autoría está en peligro de extinción. Ahora triunfa una serie y hacen cuatro iguales con sus variaciones. ¿Dónde está la autoría? ¿La mirada propia de alguien que quiere contar eso, algo concreto y que no necesita un determinado formato? ¿Hay hueco?