Eduard Farelo: "Barcelona era referente en grandes producciones teatrales, ahora nos cuesta más"
El actor se mete en la piel de Hércules Poirot en una espectacular y costosa puesta en escena de 'Assassinat a l'Orient Express'
18 diciembre, 2021 00:00Eduard Farelo (Barcelona, 1970) es uno de los actores más conocidos por el gran público catalán. Sus actuaciones en las telenovelas de TV3, y en especial en Nissaga de poder, lo han convertido en el yerno perfecto para muchas madres. Pero su trabajo se extiende mucho más allá de las pantallas.
El intérprete se encuentra desde enero en el Teatre Condal de Barcelona resolviendo el Assassinat a l’Orient Express, la mítica novela de Agatha Christie que, por primera vez, se representa en España.
Gran producción
El catalán se mete en la piel de Hércules Poirot, un personaje al que han dado vida grandes actores en la historia del cine y del teatro, pero eso no le da tanto vértigo. Confía en la gran respuesta que les da el público y la enorme producción de Focus, que ha invertido medio millón de euros en poner en escena el mítico tren donde sucede la acción y toda la obra.
Ruben Ametllé, David Bagés, Anna Barrachina, Clàudia Benito, Maria Ribera, Isabel Rocatti, Vanessa Segura, Javi Vélez y David Vert acompañan a Farelo en este viaje que dirige Iván Morales, autor también de la adaptación junto a Alicia Serrat. El actor se baja un momento del tren y de todos sus proyectos para hablar con Crónica Directo sobre cómo es esta aventura.
--Pregunta: ¿Qué implica meterse en un proyecto tan grande como ‘Assassinat a l’Orient Express’?
--Respuesta: Las ganas de volver al teatro son tantas… Antes, igual, me hubiera dado más vértigo, ahora fue un: vamos. Y es un placer hacerlo con una compañía tan grande, con tantos actores sobre el escenario y un gran reparto, que ha sido un gran acierto. Para estas funciones que no dejan de ser historias que ya conocen, necesitamos personajes con mucha alma y esto es algo con lo que Iván se ha peleado mucho y estamos por el buen camino.
--¿Y da vértigo ponerse en la piel de Hércules Poirot, al que han dado vida tantas estrellas?
--Al principio sí, porque hay tantas aproximaciones al personaje y con grandes trabajos alrededor de él… Por suerte, he contado mucho con la ayuda de Iván y una libertad a la hora de acercarnos al personaje y buscar el alma de este tipo que no deja de ser un tío que tiene un cierto trastorno obsesivo-compulsivo de tener un mundo ordenado en el que la justicia sea igual para todos. Es un friki, un tipo raro que se hace querer y que está muy cerca de la condición humana.
--Habla de las ganas de volver al teatro tras la pandemia, ¿le ha afectado mucho?
--Sí. Yo he tenido la suerte de que la máquina se ha parado poco, pero ha sido un año muy bestia para todo el sector cultural. Yo tuve la suerte de que la tele paró poco, pero conozco a compañeros que lo han pasado francamente mal. Y, al margen del tema económico, uno necesita poder ejercer su oficio.
--¿Se hace muy difícil para un actor detenerse? ¿A usted le crea algún tipo de angustia?
--A ver, aprovechas para hacer otras cosas, poner el foco de atención en otros aspectos, leer mucho, intentar salvar algunos proyectos… pero llega un momento que dices basta. Las ganas pueden más.
--Y esta temporada, en Cataluña parece que se vuelve a apostar por las grandes producciones: 'Fama', 'Cantando bajo la lluvia', su obra… ¿cómo ve la situación?
--Hay una gran apuesta por parte de las productoras. La última crisis nos demostró que el tema económico remontaba reforzando y no comprimiendo la economía. Este año se ha hecho una grandísima apuesta, tenemos una cartelera brutal todo este otoño-invierno.
--Y además con grandes producciones, que parece que todas se van a Madrid.
--Madrid siempre ha apostado por las grandes producciones. Barcelona lo hizo durante unos años y ahora nos cuesta más levantar producciones de este tipo. Aun así, Barcelona continúa siendo referente en muchos ámbitos como el teatro más experimental y los teatros públicos funcionan de maravilla, en cambio, este tipo de apuestas por grandes producciones son más complejas a la hora de contar con la complicidad del público. Una prueba de ello es la apuesta de Focus.
--¿Está pensado en ir a Madrid?
--No tengo idea. Ojalá, señal de que ha funcionado aquí en Barcelona.
--Y el hecho de estar de septiembre a enero, ¿cómo lo compagina con el resto de trabajos?
--Yo tengo una serie diaria a la que le dedico todas las mañanas, y las tardes a la obra. Fue más complicado en los procesos de ensayo, porque eran siete horas diarias hasta la noche. En todo el país, los actores estamos acostumbrados a estar con los platos chinos, haciendo malabares.
--Usted ha apostado mucho sobre todo por las series y por el teatro. ¿Cuál es el gusanillo de ambas que lo mantiene ligado a estos dos mundos?
--La serie es un personaje que ya conoces, junto a un determinado equipo, y hay un cierto confort a la hora de trabajar. También está la ilusión de ver crecer el personaje y cómo evoluciona a lo largo de todas las temporadas. Por su parte, en el teatro cada proyecto es abrir una nueva caja, con un grupo de compañeros diferentes y no sabes nunca dónde va a parar. A veces, puede ser algo hiperplacentero y otras, una tortura. No es el caso de ésta, porque he encontrado a todos con unas ganas infinitas de hacer las cosas muy bien.
--Y volviendo a su faceta televisiva. ¿Qué importancia tuvo para usted 'Nissaga de poder'.
--Es mi inicio. La puerta que se me abrió para poder dedicarme a esto. Hace unos 24-25 años de Nissaga y he podido trabajar todo este tiempo hasta ahora. Antes me fastidiaba un poco que siempre me hablaran de Nissaga y ahora estoy encantado porque gracias a eso he podido dedicarme a una profesión tan espléndida como es esta, levantar una familia, tener un lugar donde vivir…
--Por último. ¿Las generaciones de catalanes se dividen entre los que creen que Bad Gyal es la hija de Eduard Farelo y los que piensan que Eduard Farelo es el padre de Bad Gyal?
--Está clarísimo. Y algunos de mis compañeros bromean con que deberíamos poner su nombre en el cartel de Assasinat a l’Orient Express. Lo llevamos muy bien tanto mi hija como yo. Cada uno se dedica a la suyo, ella viene a verme al teatro, yo voy a sus conciertos y, en definitiva, lo que hacemos es estar agradecidos a las cosas.
--¿La relación es buena y fluida?
--Totalmente. Alba cuenta con todo mi apoyo en su carrera. Lo sabe. Intento ayudarla en todo lo que puedo en su carrera y ella a mí igual.
--¿Se dan consejos el uno al otro?
--Evidentemente. Fui al concierto de Les nits del Primavera y salí con algunas notas. No lo puedo evitar, forma parte de ser actor y, aparte de ser su padre le digo: "Para la próxima vez ten en cuenta esto".