A Carlos Cuevas le gustan los retos. Al menos, los profesionales. Lo prueba su participación en la última obra de Jordi Casanovas, Jauría, que versa sobre el caso de la Manada y que podrá verse en el Teatre Romea de Barcelona tras la Semana Santa. Antes, este 22 de marzo, llega a los cines con La abadesa, donde interpreta al conde Borrell, un hombre que ha pasado a la historia por matar a varios hobres y acabar con el poder heredado de su hermana Emma. ¿Envidia? ¿Protección?
Más allá de las razones que uno pueda tener, para el actor catalán interpretar el conde Borrell supone un regalo, por el reto. Se lo ha ofrecido en bandeja uno de los cineastas catalanes que más tiempo ha pasado alejado de las cámaras, Antonio Chavarrías. El realizador llevaba décadas con este guion bajo el brazo, pero sus tareas como productor le han mantenido ocupado. Ahora, tras volver a dirigir, quiere más.
Chavarrías ha disfrutado con La abadesa, una historia de época que, como dice él en esta entrevista con Crónica Directo, tiene ecos en el presente. Considera que lo sucedido a Emma de Barcelona en el siglo IX habla de temas aún candentes: el poder de la mujer y cómo es visto, las guerras por el territorio por razones religiosas, una sensación de tiempo bisagra hacia otro mundo…
De todo ello y mucho más va esta cinta que cuenta con una protagonista conocida por el público catalán pero que debuta en un rol principal en cine, Daniela Brown. La intérprete está encantada con esta oportunidad y con el trabajo que ha hecho con Chavarrías y Cuevas. Juntos han construido una Emma poliédrica, que quiere cambiar el mundo, pero que duda, que siente la presión del poder, la desconfianza de los suyos y paga las consecuencias. E incluso se flagela.
Para desentrañar todos estos temas, además de ver la película, Crónica Directo charla con sus principales valedores.
- ¿Cómo nació el proyecto, la idea de 'La abadesa' y cuándo entraron ellos en el juego?
- Antonio Chavarrías: Nace de un descubrimiento casual del personaje. Ojeaba un libro, había un par de párrafos en que hablaba de una joven de 17 años que en el siglo IX la hacen abadesa y decide ejercer ese poder y le crea muchos conflictos. A partir de ahí empecé a leer, no tanto del personaje, porque casi no hay nada escrito sobre él, sino también de la época, del papel de la mujer, de cómo se estaba construyendo en aquel momento la zona, cómo iban construyéndose los territorios... Me fascinó. Y empiezas a escribir y van saliendo los personajes.
- ¿Todos los personajes son reales?
- A: A ver, hay personajes que son reales. El conde Borrell, al que interpreta Carlos, y el de Emma existieron. Luego, los otros ni siquiera existieron, son personajes de ficción, y los protagonistas están ficcionados.
- Para usted, Daniela, creo que es uno de sus primeros protagonistas. ¿Cómo ha sido meterse en este personaje?
- Daniela Brown: Es un personaje fuerte y torturado a la vez y, al principio, sentí un poco de vértigo. Pero al leer el guion te das cuenta de lo que ella atraviesa en toda la película. En cuatro años se hace mujer en un sitio muy hostil, muy complicado, lo tiene todo en su contra. Entonces, me gustó mucho construir esta fortaleza desde la vulnerabilidad y el miedo, porque creo que eso la humaniza mucho. Además, todas las referencias que compartimos con Antonio, a arquitectura del espacio y el vestuario me sirvieron mucho para poder empatizar con ella, porque el contexto y su situación me quedan muy lejana.
- Habla de la arquitectura. Rodaron en el Castillo de Loarre y creo que no fue fácil. Hay escenas en que se ve nieve. ¿Era natural?
- D: Es natural.
- Carlos Cuevas: Era rodar en La Sirena (ríe). Además, imagínate también con los trajes y todo esto tratábamos de no caer.
- ¿Fue duro?
- C: Sí y no. No fue como rodar en plató, pero todo lo que sucedió en el rodaje va a favor de la película. Antonio no lo quiso esconder y nosotros tampoco. Si hacía frío, íbamos a jugarlo a favor, porque los personajes probablemente tenían frío; las armaduras no son cómodas, tampoco lo eran en la época, y también te ayudan a construir personajes.
- Su personaje, Carlos, tampoco es fácil en otros niveles. Vemos como parece proteger a su hermana y parece que la maldad crece en él.
- C: Yo siempre he querido pensar que, desde el prisma de la época y desde el funcionamiento de su mente, él lo que quiere es proteger a su hermana en todo momento, y va tomando medidas cada vez más duras y más violentas, pero con el fin de protegerla. Así he querido yo trabajarlo para no dibujar un personaje más plano. Si el personaje tuviera maldad desde el principio, creo que el arco sería mucho menos interesante. A día de hoy es una mirada paternalista y condescendiente hacia ella.
- Antonio, afirma que se encontró esta historia ojeando un libro y le interesó por el papel de la mujer de la época ¿Creía que podría ser interesante hoy en día?.
- A: Yo trabajé sin querer llevar a la historia a ningún lugar en particular. Dejé que los personajes me llevaran de un lado a otro, les di mucha libertad, intenté no juzgarlos. Son conflictos que salían de mi imaginación, pero te los ibas encontrando al desarrollarlos: qué les pasaría, las consecuencias de cada acto que hacían. Y esa fue mi forma de acercarme a la historia y a los personajes. Que haya un reflejo del mundo de hoy, creo que tiene una cierta lógica. En aquella época se está construyendo lo que hoy somos, desde los territorios, la consolidación del cristianismo frente al mundo clásico, la colisión de las diferentes de una forma brutal. Lo que es curioso es que en estos 1.000 años no hayamos aprendido a resolver esos conflictos. La mujer sigue luchando por sus derechos, hay unos conflictos territoriales en Europa que nos han llevado a guerras, hay unos conflictos medio religiosos, concepciones diferentes de a quien pertenece un territorio que también están llegando a unas situaciones terribles… Eso nace en aquellos años, y en ese sentido sí que tiene una cierta lectura de actualidad.
- Una de esas cosas que no hemos cambiado es que han pasado desapercibidas historias como la de Emma, usted mismo afirma que hay poca información sobre ella. ¿Están tapadas por el poder y/o peso del hombre¿
- A: Por supuesto. Primero, hay muchas mujeres que podrían haber sido como Emma, empoderadas, y haber desarrollado ese poder natural o esas capacidades que tenían, que sentían dentro, pero ni siquiera llegaron a desarrollarlas, ni lo intentaron porque ya estaban desde un principio eclipsadas. Luego, estoy seguro de que hay muchos personajes históricos que tuvieron un papel importante en la historia, ya sea en el terreno cultural o científico e incluso en periodos más recientes, que no han tenido la notoriedad solamente porque eran mujeres. Incluso a veces se han camuflado sus trabajos detrás de un hombre, y el mérito se lo ha llevado él. De esto no tengo ninguna duda.
- Todo eso que vive Emma, ¿cómo lo trabajó, Daniela?
- D: Hay unas estructuras de poder muy inamovibles, y ella hace una propuesta que significa un movimiento interno y externo de la abadía que nadie se espera. Entonces, genera una alarma. Y no sólo el poder civil y militar se le pone a la contra, también hay una subtrama ahí, que es el contradiscurso de Eloisa y con las propias monjas. Incluso dentro de la abadía hay mujeres que no están de acuerdo con los pensamientos y las voluntades de Emma.
- Esta es una parte interesante de la película, las dos visiones del mundo de Eloisa y Emma.
- A: Podríamos decir que el mundo de Eloisa es el mundo clásico, grecorromano, basado más en un humanismo, en una forma más lúdica de ver la vida. Es un mundo que está desapareciendo porque ha llegado el cristianismo, y sobre todo en aquella época era bastante integrista, y lo único que tiene es la mirada abierta hacia Dios, hacia el sacrificio, la penitencia... Entonces es una confrontación entre dos mundos, son dos mujeres y cada una de alguna forma está instalada en un territorio. Eso me pareció muy interesante, que fue una época de transición, de bisagra. Un mundo que estaba desapareciendo frente a un mundo nuevo. Y yo lo que no quise es juzgarlo. Tengo mi propia opinión, claro (sonríe). En ningún momento culpabilizo a Emma, que podría pasar desde una cierta perspectiva, ni culpabilizo a Eloísa, de que desde otra perspectiva también podría suceder.
- ¿Usted, Carlos, culpabiliza a su personaje?
- C: Todos somos hijos de nuestro tiempo y el hombre en el siglo IX está absolutamente legitimado para ejercer su violencia. De hecho, esa es su profesión. Podemos leerlo como el hombre que contuvo la frontera y evitó las invasiones sarracenas y de los musulmanes, o podemos leerlo como el hombre que se cargó a no sé cuánta gente y se le condecoró por su éxito. Yo he preferido entenderlo, pero para construir el personaje y desde su marco mental. La época y los contextos son una especie de disfraces, aunque las pulsiones humanas como el amor fraternal, la envidia y la inseguridad ante la pérdida de poder son universales y desde allí lo hemos trabajado.
- La película ofrece una mirada muy poliédrica sobre unos personajes históricos. ¿Consideran importante este ejercicio?
- A: Sin ninguna duda. A la gente que admiras no quieras conocerla, dicen. Pues aquí es lo mismo. Cógete el mito más grande que quieras que, si escarbásemos lo que hay detrás, a saber lo que encontraríamos. Pero debe hacerse.
- Una cosa que resulta extraña en la película es ver que Emma toma ciertas decisiones 'revolucionarias' para la época, pero luego se flagela. ¿Por qué lo hace?
- C: Ella asegura que la manera de acercarse a Dios es a través del dolor que se inflige. Esto es muy cristiano.
- D: El sentimiento de culpa y el perdón son muy cristianos.
- Lo de la culpa igual todavía sigue, ¿no? Aunque igual eso de infligirnos dolor queda más lejos.
- C: Bueno, lo de infligirnos sufrimiento lo seguimos haciendo con eso de la cultura del esfuerzo, el no obtener frutos si no te esfuerzas, no pay no gain... Lo de si no has sufrido no valdrá la pena el esfuerzo, también es supercristiano.
- D: Además somos superexigentes con nosotros mismos y a veces hasta autodestructivos. Y el sentimiento de culpa y la victimización las arrastramos, también.
- A: Hay una influencia de siglos que la tenemos incrustada, y no somos conscientes porque ya la tenemos dentro. Nos falta la perspectiva para verla, pero el cristianismo lo llevamos dentro para lo bueno y para lo malo.
- ¿Cómo creen que el público recibirá 'La abadesa'? Porque las películas de época no siempre son bien recibidas.
- A: Honestamente, creo que la película tiene su público y lo estoy viendo cada día en los pases que se han hecho. El problema que tiene es cómo comunicas que tiene todo eso dentro. Yo espero que llegue el mensaje de que es algo más que una película histórica, dentro hay un discurso, hay una historia. Y esta esa plástica y esa épica. El público que entre a ver la película, estoy seguro de que mayoritariamente va a conectar.
- ¿Se puede, entonces, conectar esta película sobre el siglo IX con la actualidad?
- D: En el fondo es una película intimista y de personajes. Los sentimientos que sienten los personajes son universales: el miedo, el amor, la envidia nos atraviesan. Es la historia de la humanidad. Por eso Shakespeare todavía se puede seguir representando. Luego hay temas muy vigentes en la actualidad: los conflictos territoriales y de religión, la lucha de la mujer para conseguir un sitio dentro del mundo masculino, la imposición de la razón por encima del corazón y viceversa.
- En la lucha de la mujer por encontrar su sitio, el papel de Carlos es determinante, en la película, le corta el paso. Es allí donde se ve el lado oscuro del conde Borrel. Teniendo en cuento que viene de 'Jauría' y ahora lo vemos así ¿se está acostumbrando o cogiendo el gusto a poner en escena a este tipo de personajes? ?Le gustan estos papeles¿
- C: Sí que hay un deseo por mi parte de hacer personajes diferentes a los que venía haciendo, muy distintos a estos que acabas de contar. Yo no sé si es por costumbre o porque soy rubito y blanquito me han dado siempre el bueno, el héroe, el líder. Y también hay una parte de mí que quiere explorar unas miserias, unas violencias, unos caracteres más oscuros. Por eso estoy muy contento cuando de que dieran este papel en La abadesa, porque me daba la oportunidad de hacer un personaje mucho más oscuro o mucho más rudo de lo que venía haciendo. Y con Jauría exploro todas las miserias de la masculinidad de una manera mucho más profunda. Por eso estoy contento con ambos proyectos. También, a nivel más íntimo, como actor, me alegra poder explorar otras facetas a las que estoy convencido que puedo llegar si se me da la oportunidad.
- ¿Sigue haciendo falta explorar esas masculinidades? Hay gente que se queja o les genera rechazo.
- C: ¿Rechazo de parte de quien?
- De sectores más…
- C: ¿Conservadores? Pues que se apliquen el cuento. Yo creo que está bien escarbar en cualquier recoveco de la complejidad humana.
- Decía que a veces no siempre llegan las oportunidades de explorar estos personajes ¿Le está costando mucho?
- C: Tengo la fortuna de que trabajo mucho, pero a veces en esta industria te dan el último personaje que te ha ido bien. Cuando un personaje va bien te lo vuelven a ofrecer, y como actores también nos gusta explorar otros perfiles o poder salir de lugares un poco comunes para nosotros.
- Y a usted, Antonio, ¿le ha costado mucho levantar este proyecto? Porque le hemos visto trabajar mucho como productor en estos años, pero hacía tiempo que no le veíamos como director.
- A: Es uno de los errores de mi vida y no tiene solución (bromea). Yo he disfrutado mucho produciendo, porque he producido películas que me gustan mucho y de las que he aprendido mucho. Además, me han ayudado a conocer gente muy interesante, a viajar, a conocer otras realidades, pero eso ha ido desplazando siempre un guion que tenía entre manos, que lo he tenido siempre. Pero al estar con otra película, como has de encargarte de muchas cosas, lo acabas desplazando. Y quiero acabar con esto (sonríe).
- Y ya que está detrás y conoces cómo es esto de levantar películas. ¿Es un buen momento para el cine español, como se dice? ¿Es más fácil rodar ahora y sacar un proyecto adelante? ¿Cuesta mucho levantar un film?
- A: Por supuesto. No se ha hecho más fácil. Y siempre con unos presupuestos muy ajustados. Un problema que tenemos cuando coproducimos con Europa es que ellos tienen presupuestos mucho más altos. Hay una desproporción a nivel financiero entre Francia o Bélgica que resulta difícil, porque ellos son mucho más poderosos e invierten aquí como si fuera una producción de cine minoritario, porque porque suelen manejar unos mayores presupuestos de media.
- Claro, pero, al verse más premido. parece que la situación ha ido a mejor.
- A: Va mejorando con el tiempo y se van estableciendo mecanismos financieros pero no sustancialmente. Y algunos están retrocediendo. Las televisiones, con la competencia de las plataformas, van reculando y es poco el dinero que pueden poner en cine.