Thomas Bernhard era una persona de carácter. Tiene una idea muy clara de lo que era la cultura y el teatro. Nunca se mordió la lengua frente al poder o sus compañeros de profesión, por eso era tan temido y a la vez tan amado. En cualquier caso, no deja indiferente. Eso le pasó a Pep Tosar que en 2014 decidió poner en escena las reflexiones que el austriaco en Los premios, que ahora regresa al Teatro Romea de Barcelona cada sábado.

El actor da vida al mismo Bernhard en Amb la claredat augmenta el fred, una obra que el mismo dirige y del que ha escrito la dramaturgia junto a Evelyn Arévalo. Ambos, extraen fragmentos de las reflexiones del literato y le dan voz en una entrevista que nunca fue.

La puesta en escena y el montaje en sí mismo, del que se encarga el propio Tosar, sirven de excusa para hablar del panorama teatral, de los políticos que sacan provecho de la cultura sin interesarles nada, de la muerte y, como no, de los medios por el auge de la extrema derecha. Unas reflexiones que, como bien dice su protagonista, siguen vigentes.

Y junto a Tosar y Arévalo, está Imma Colomer. Ella da vida a Hedwig Stavianicek, la mujer que durante décadas se mantuvo al lado de Bernhard, lo cuidó, lo empujó y le ayudó a que siguiera escribiendo sin rendirse. La gran mujer en la sombra que el dramaturgo no ha querido olvidar, porque obviamente tiene mucho que decir.

Entrevista a la actriz Imma Colomer GALA ESPÍN Barcelona

 

Tiene el papel más misterioso de la obra. ¿Cómo definiría a su personaje?
Es esa persona que por casualidad te encuentras en la vida y le hace dar un giro a tu vida. Un giro positivo, porque también pasa que a veces te encuentras a alguien que te cambia la vida en negativo y lo maldecirás toda la vida. En cambio, Thomas Bernhard se encuentra a esa persona y produce esos encuentros mágicos que te potencian. Y cuando eso lo ves, es una cosa... Fue el caso de Fabià Puigserver y Lluís Pasqual o Diaghilev y Nureyev. En este caso no fue tan así, pero Hedwig lo ayudó a concentrarse a la hora de escribir, lo controlaba, lo conducía y lo centraba. En definitiva, lo potenciaba para que se dedicara a lo que a él le gustaba.
¿Esa gran mujer que siempre hay tras un gran hombre, que se dice?
En la sombra, además. Y viajaron muchísimo por toda Europa, quiero decir que le buscaba los espacios para que él se encontrara bien para escribir.
¿Qué le cuenta a la sociedad de hoy?
No sé si hay un mensaje. Ves a una persona que escribe sus novelas y lo que opina respecto al mundo de la cultura: cómo estaba concebida, qué tipo de gente la ocupa. Habla de esos funcionarios que hacen un trabajo cuando, además, no les gusta la cultura y que se aprovechan de los cargos. Bernhard veía toda la parte negativa que hay alrededor de esas cosas positivas como la cultura. Toda la política de los funcionarios es una cosa tremenda.

Evelyn Arévalo, Pep Tosar e Imma Colomer en 'Amb la claredat augmenta el fred' FOCUS

¿Eso ha cambiado mucho, al final?
Es una cosa por la que constantemente se tiene que luchar para que no pase. Es que te lo vas encontrando y ves que este es un funcionario que no lo vive apasionadamente. Todo lo que es referente a la cultura tiene que ser apasionado. Tienes que estar implicado en cuerpo y alma. Y ves gente que no, que va por el cargo y por el sueldo. Las prioridades políticas a veces no van por aquí. Y claro, me imagino que en postguerra debieron pasar muchas cosas en un país como Austria. Encuentro que es una manera de denunciar todo eso o ponerlo en evidencia sin pelos en la lengua. Porque si luego a él lo criticaban le importaba tres cominos.
¿Ahora cuesta un poco más ver personajes así, tan abiertamente críticos?
Has de tener esa valentía de ir y cargarte en todos. A Bernhard no le gustaban nada los elogios, los premios. Le incomodaban. Primero porque veía a la gente que los había recibido. Era una persona muy exigente consigo misma y también con todo su entorno.
En el mundo de la cultura premios hay muchos ¿Qué papel juegan? ¿Endiosan más que reivindican o a la inversa?
Tiene las dos cosas. Yo he recibido algunos, ahora al final de la carrera, y son muy agradables y te demuestran, al menos en mi caso, que la gente te aprecia, te valora, te quiere y es agradable. Quizás cuando lo recibes a los 34 años, es otra cosa. En cualquier caso, están hechos para estimular. Es una manera de decirle a la persona que lo recibe que lo está haciendo bien y va por buen camino.

Entrevista a la actriz Imma Colomer GALA ESPÍN Barcelona

¿Ha sido un premio reencontrarse también con este papel diez años después de su estreno?
Bueno, primero pensé "ay, ay, ay". Pero los dos hemos envejecido y la diferencia que se llevaban Bernhard y Hedwig sigue estando, así que siempre podré hacerlo. Pero la verdad que lo vivo con ilusión. Disfrutamos mucho montando la obra. Nos gustó mucho la acogida de público que tuvimos. Y es un desafío artístico también, porque es una cosa muy suave, muy controlada, no es una cosa espectacular ni nada.
De hecho, hablan ustedes de comedia de salón. ¿A qué se refieren? Porque puede sonar a algo viejo.
Es alta comedia. El humor está en lo que se dice y la manera en cómo se dice. No matamos a nadie, no se roba, pero es una explosión de opiniones y un vomitón de Bernhard.
Y si Bernhard tuvo ese encuentro con Hedwig, ¿usted tuvo alguno similar?
Sí. Y lo recuerdo. Esto es una cosa que lo he pensado varias veces a través de cuando supe de Diaghilev y Nureyev. Yo pensé, yo también he tenido una persona que me cambió la vida, fue Marta Mata. Yo era, soy maestra, hice teatro después. Y la persona que me descubrió que había otro tipo de vida, que había una cultura y me dio ganas de saber, de conocer, de descubrir fue Marta Mata. Lo valoro mucho. Coincidimos durante cinco años. Después, ella siguió enseñando a las maestras y luego se metió en política y yo seguí por el otro lado.

Entrevista a la actriz Imma Colomer GALA ESPÍN Barcelona

Qué cambio, ¿no? ¿Fue difícil?
No, porque quedé flipada por el teatro. Fui a hacer un curso de expresión corporal, porque quería enseñar a los niños de la clase a moverse y todo eso, y dije, "ostras, pero si esto es lo mío".
Y desde entonces, entregada al cambio, porque luego cofundó compañías como Els Comediants y hasta el Teatre Lliure. Lleva a sus espaldas cerca de 40 años dedicada a esto ¿Cómo ve el teatro? ¿Sigue esta pasión, esta vocación?
Sí, yo veo mucha creatividad y muchas ganas. Hay mucha ilusión y mucha dificultad. Sí, somos un poco masoquistas, nos lanzamos a pesar de todas las cosas que pasan.
Y mira que Bernhard ya habló y despotricó del teatro y no fue el único. ¿Tal vez nos pasamos de más criticando el teatro?
Bernhard era tan extremadamente exigente con los que dirigían una obra suya, nadie le hacía lo bastante bien. Pero, hombre, cuando hacemos teatro, lo que queremos es provocar la crítica, la conversación. Claro, habrá obras malas y buenas, pero el teatro provoca pensamiento, crítica, comentarios. No nos debería extrañar.

La actriz Imma Colomer GALA ESPÍN Barcelona

Bueno, cuando lo hace, no son pocos los políticos que salen a criticar. 
Bueno, ellos hacen su papel, nosotros el nuestro. Así que, que digan. El teatro sólo pone sobre el escenario cosas que la gente ya ve, pero que no se atreve a decir. O hace descubrir a la gente que pasan unas cosas que ellos igual no ven. Se trata de eso. Y si no les gusta, que se aguanten.
En cualquier caso, con lo duro que es Bernhard, ¿se saldrá de la obra con esperanza?
Hombre, yo creo que, en esta obra, esperanza… Bernhard se debió quedar más satisfecho diciendo todo lo que dijo, porque realmente pudo decir en voz alta todo lo que pensaba. Y quizás aún le quedaron cosas en el papel. Pero, no, esperanza no. Tampoco vas al teatro para tener esperanza, sino para que te provoque sensaciones. Igual, si uno piensa como Bernhard se libera y eso ya será terapéutico.

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