Octavi Pujades ha dejado de ser El guardaespaldas y se ha unido a los Putos modernos. Así de claro. Además, es el título de la nueva serie del grupo creativo homónimo que nació en 2005 fruto de un graffiti visto en El Raval de Barcelona.
El colectivo suma cerca de medio millón de seguidores en redes y gracias al apoyo de la catalana Bibiana Ballbé y su productora, The Creative, ha dado el salto a las plataformas. Lo hace en formato reel-serie, es decir, con capítulos de menos de dos minutos, en los que destroza una sociedad marcada por el postureo.
Series y teatro
Y es en esta nueva aventura en la que se ha subido el actor catalán y otros intérpretes e influencers de la talla de Jordi Vilches, Roger Coma, Teresa Riott, Inés Hernand e incluso un cameo de Santi Millán. “Todos ellos son conscientes que esto será un revulsivo en su carrera”, asegura Jorge Sandua, fundador de Putos Modernos.
Crónica Directo aprovecha el estreno de la serie para poder conversar con Pujades sobre su relación con las redes, donde es muy activo, y saber más de su nueva obra de teatro que se estrena en Teatre Gaudí y que parece que hace referencia a todo esto de los modernos, El joc de la veritat.
--Preguntas: ¿Y cómo definías la serie?
--Respuesta. En principio, el formato es algo secundario para mí, lo importante es que estás contando una historia y que esta esté bien. Sabía que contaban con un equipo técnico muy potente, que rodarían cine, pero sobre todo fue esto, la historia. Son historias que contadas como una reel-serie, en el que cada capítulo puede tener un máximo de un minuto y medio, que están muy aprovechados y saben muy bien lo que fueron a contar. Para mí el formato corto, si sabes bien lo que quieres contar, tiene mucha más potencia que un formato largo. Por eso dije que sí encantado.
--En el capítulo que protagoniza se habla mucho de este postureo y de adicción al móvil. ¿Cómo vive estos momentos de postureo, moderneces y adicción al móvil?
--La adicción al móvil es una de las grandes adicciones de nuestro tiempo, al menos en nuestro rincón del mundo. Lo vivo como buenamente puedo. Me gustaría estar menos enganchado, pero es que lo hago todo con el móvil, hago colaboraciones en redes. Por suerte o por desgracia, me toca estar muchas horas enganchado al móvil. Sí que es cierto que lo intento compensar con deporte, con actitud física real, intentando pasar tiempo de calidad con los míos, y también leyendo, que es algo que sí noto que había dejado mucho por trastear con el móvil demasiado a menudo. Hace unos meses que he recuperado la lectura diaria, y esto me va muy bien para la cabeza.
--¿Nos hemos olvidado de disfrutar estas pequeñas cosas, como bien habla este episodio?
--Yo creo que a veces somos demasiado conscientes de esta parte de nosotros que ve todo el mundo en las redes. A veces cuando vivimos una experiencia disociamos lo que es vivir la experiencia para grabarla y después mostrar cómo vivimos esta experiencia, lo que nos hace disfrutarla menos de lo que deberíamos.
--En cualquier caso, usted tiene una buena relación con las redes. Es una persona muy activa y siempre con contenido lleno de humor ¿Qué hay de esta relación suya con las redes y con su hija, con quien publica mucho contenido y ahora protagoniza esta serie?
--Pues, como te digo, me gustaría pasar menos tiempo con ellas, pero creo que para mí es una relación de amor-odio que tiende más hacia el amor. Yo lo paso bien e intento que no fagocite mi vida por completo. También es parte de mi trabajo. Los que trabajamos en la imagen debemos tener presencia en las redes y cada vez más. Intento divertirme. Además, yo creo que también estimulan la creatividad. Al fin y al cabo, yo hago un trabajo creativo con matices, porque en última instancia yo estoy diciendo un texto que ha escrito otros, diciéndolo de la forma que quiere otra persona, que es el director, y en cambio en las redes yo soy amo y señor de lo que pongo. Esto hace que las encuentre entretenidas y divertidas. Sobre el tema de mi hija, mis hijos son usuarios pasivos de redes. Ellos las miran, pero no interactúan. Incluso les da pereza que esté tan activo con ellas, pero también es un punto de encuentro muchas veces entre nosotros.
--Y tras este estreno, ya está a punto de estrenar en teatro ¡El joc de la veritat' ¿no?
--Allí estoy. El 25 de mayo estrenamos ya en la sala Gaudí de Barcelona y estoy muy ilusionado. Me encanta el teatro, creo que es la vertiente de las que hago que más me gusta, que más disfruto. Estoy encantando de poder hacer teatro y, además, comedia, que me lo paso muy bien haciéndola y que sea en Barcelona, que puedo estar en mi casa y con los míos.
--De hecho, hacía tiempo que no se le veía por aquí. ¿La echa de menos?
--Sí, echo de menos, en mi casa sí, siempre se echa de menos. Yo soy una persona bastante casera y es cierto que he escogido un trabajo que por el que me toca viajar bastante. Pero es para el juego. Es un trabajo que realmente te aleja lo de tus referentes y a la vez te permite vivir muchas experiencias y circunstancias distintas. Es estimulante, siempre es algo que te mantiene muy vivo.
--Y hablaba de que le encanta hacer comedia, pero las que la hacen dicen que no está reconocido por los premios y sí por el público. ¿Es vocacional?
--La comedia es un mundo, lo que nos quita la máscara frente a lo que pasa. En comedia se pueden decir cosas mucho más gruesas de lo que pueden decirse en un formato más serio. Es cierto que existe esta tendencia a considerar que lo que nos divierte es algo menor y que las cosas más densas o que nos hacen pensar o sufrir quizá tengan mayor importancia. Yo creo que no es así. Y a nivel de reconocimiento, de premios y de tal, mira, yo creo que los premios son bastante no secundarios, sino terciarios y cuaternarios dentro de esto. Lo importante es pasárselo bien, contar una historia y hacer que los demás se lo pasen bien. Y para mí, la comedia es el género, mi género predilecto.
--Y la serie conecta con la obra porque también habla de mentiras, en este último caso no en las redes sino en la pareja. ¿Decimos muchas mentiras a lo largo del día? ¿Cree que a veces nos refugiamos bastante las mentiras?
--Yo creo que sí, pero es algo vital. Es inevitable mentir. Tal vez la mentira más primigenia es mentirte a ti mismo para salir adelante y luego mentir a los demás para mantener una buena relación. Es importante ser consciente de ciertas verdades y de la realidad, pero la mentira está muy menospreciada, porque es total y absolutamente necesaria.
--Claro, ¿pero en una relación también es necesaria? Porque en el caso de la obra de la obra de teatro esas mentiras afectan y parecen importar. ¿O sólo son válidas en redes?
--En las redes hay gente que miente, sí, pero yo intento no hacerlo. Yo falseo. Es un código preestablecido con la gente que me sigue en lo que yo pongo lo que me da la gana. Ahí explico las cosas como a mí me gusta contar y cómo quiero explicarlas. No miento, son cosas que no son verdad, son fantasía. Y en la pareja, hombre, algunas mentiras son tolerables e incluso esperables y necesarias, pero sí es cierto que no puedes construir una relación bajo las mentiras, principalmente en los pilares básicos en los que se sustenta es la honestidad.
--Claro, pero ustedes hacen una comedia en el teatro, como en la serie. ¿Es un buen tiempo para la comedia?
--La comedia es quizás el género más necesario, porque el humor es la forma más elevada que tenemos para capear el temporal. Sin humor, la vida no sería posible ni tolerable. En cuanto a ficción, es un momento en el que se están haciendo otros tipos de formatos más que comedia y ahora más en plataformas. El gran riesgo para la comedia ahora mismo es la corrección política, porque la comedia sin irreverencia siempre queda algo descafeinada. Y con las redes todo el mundo se siente con derecho a opinar y muchas veces lo hacen sobrepasando la educación o el respeto amparándose en el anonimato. Y en ocasiones te autocensuras, no dices ciertas cosas, por si pueden sentar mal a alguien. Y la comedia, si se hace bien, siempre debe molestar a alguien, porque no deja de mostrar las cuerdas del títere, y lo absurdo de la situación en la que estamos, ya sea través incluso de la parodia o del humor más negro, siempre se pueden contar las cosas más gruesas y poner de relieve todas las carencias y contradicciones en las que vivimos.