Vicente Amigo ha vuelto. No es que se fuera, sólo que durante la pandemia prefirió no sacar nada nuevo para no quemarlo. El resultado, un nuevo disco en ciernes del que algunos privilegiados podrán escuchar un adelanto este viernes 5 de mayo en el Teatro Real de Madrid.
El recital es puro Vicente Amigo. Lo pudieron comprobar los espectadores que acudieron al Palau de la Música de Barcelona este 2 de diciembre. “Vamos a ir con la banda con la que estamos últimamente tocando por todos lados. Paquito González, en la percusión; Juan Bernat, al bajo; Rafael de Utrera, al cante y Daniel Fernández, a la guitarra”, revela. Y encima con canciones nuevas.
--Pregunta: ¿Qué se va a encontrar el público que acuda al Teatro Real?
--Respuesta: Va a ser un concierto donde retome alguno de los temas de mi trayectoria discográfica. Y, aunque el disco no va a salir hasta finales de mayo, creo que voy a tocar algunos temas nuevos. Creo que la ocasión lo merece.
--Buenas noticias lo del nuevo disco. Desde 2017 que no teníamos un disco de Vicente Amigo. ¿Qué pasó?
--Durante la pandemia, estuvimos hablando mi mánager y yo sobre si sacábamos un disco, pero parece que hemos acertado, porque los que salieron en pandemia no tuvieron mucha repercusión. Y ya que lo haces, decidimos esperar. Mis guitarras ya estaban grabadas justo antes de la pandemia, pero tuvimos que esperar, porque no teníamos claro si el disco iba a ser de guitarra y pocas cosas. Y con el tiempo de la pandemia le dimos más vueltas. Empezamos a hacer unos arreglos de cuerdas y al final hay algunos temas con un arreglo que para mí ha sido también una experiencia muy gratificante. El resultado ha merecido la pena.
--Como gran maestro de la guitarra que es, ¿cuál diría que es el secreto de la guitarra española para convertirse en una figura como usted?
--Uf, yo creo que no tengo secreto ninguno. Eso es transparente. Es dedicación. Todos los instrumentistas somos un poco deportistas con nuestro instrumento. Tenemos que dedicarle tiempo al instrumento y a la composición para estar más o menos en forma, buscar un contenido que marque la diferencia. Aunque, realmente, somos diferentes unos de otros. Pero el secreto lo tiene el público, es el que manda, el que compra el disco, el que va a los conciertos. Nosotros, los músicos, tratamos de hacerlo lo mejor posible y hay veces que conectas con el público. Esto al final es un compartir, compartir el arte, porque sin el receptor el arte no existe. El arte ni es para uno solo ni te lo puedes sacar de la manga. Has tenido que escuchar, emocionar y aprender de otra gente y luego compartirlo.
--Usted ha compartido su arte con otros músicos y cantantes. ¿Cómo ha sido ese contacto con estos otros artistas? ¿Cómo surgen esas relaciones con esos artistas?
--Yo, siempre que se ha planteado una posibilidad y se ha dado, he tratado de mostrarme como son. Muchas veces es difícil, porque para las colaboraciones lo ideal es que haya confianza y no la encuentras en dos días. La confianza es necesaria porque así te puedes mostrar realmente cómo eres, sentirte cómodo y aportar mucho más. Así que en algunas colaboraciones sí existía esa confianza y son las mejores, creo. Para hacer música hay que sentirse libre.
--¿Y cómo ves el panorama para hacer música? Porque ahora parece que los instrumentos han quedado más de lado. ¿Hay hueco para la música tocada con cuerda, con una buena guitarra, instrumentos?
--Sí, yo creo que sí. Hay muchos festivales de guitarra por el mundo. Precisamente yo lo que quiero es salir un poco de ellos y dirigirme a otro mercado, fuera de los festivales de guitarra que es lo que he hecho casi toda la vida. Para la música instrumental también hay circuitos importantes
--Ha dicho que también intenta meterse en otros festivales que no son de guitarra. ¿Cuesta que en otros festivales, este instrumento tenga su espacio?
--Creo que hay festivales en los que encaja. Realmente es complicado. Hacerse un nombre en esto no es como hacer una canción para el verano. Yo no estoy esperanzado en que un tema mío dé un pelotazo algún día, lo mío es una carrera de fondo, yendo despacito. Cuando haces música instrumental, cuesta hacerse un nombre.
--Ahora ya se lo ha hecho, pero ¿cómo fueron esos inicios? ¿Fue dificultoso? ¿Hubo reticencias?
--¡Qué va! Fue maravilloso. La primera vez que vi una guitarra delante de mí, noté esa vibración. Me llegaba esa fuente, me cautivó. Pensé que tenía que aprender a jugar a eso. Y los primeros años fueron como un juego. Mientras a lo mejor mis amigos estaban jugando al fútbol, yo estaba sentado en una piedra tocando la guitarra. En el barrio donde vivía con mis padres todavía me lo recuerda: “¿Te acuerdas que te ponía aquí en el portal este a tocar?”. Ese era mi juego, es verdad que con el tiempo se va convirtiendo ya en algo más serio, pero sigue siendo la misma ilusión la que me mueve.
--Y con esta experiencia que usted tuvo y tiene ¿qué les diría a los jóvenes que ahora empiezan a tocar un instrumento y quieren dedicarse a eso, a pesar de tanto predominio de los arreglos electrónicos?
--No creo que tenga que decirles nada. Primero, porque no soy persona de dar consejos. No considero que tenga esa potestad. Pero a quién le guste tocar un instrumento no hace falta que le den ánimos, el propio instrumento va a ser el que le va a animar. Lo que sí está claro es que tienes que dedicarle tiempo. El talento está muy bien, pero si no le dedicas tiempo y no lo trabajas, no va a ningún sitio.
--Supongo que también escuchar música.
--Hombre, claro.
--¿Qué tipo de música ahora escucha usted para inspirarse?
--Yo escucho todo tipo de música, no sólo guitarra. Si me apuras, últimamente estoy escuchando bastante música clásica, a los clásicos. Bach me vuelve loco.
--Y con todo esto. Y ya que ha hablado de que saca nuevo disco. ¿Qué traerá?
--Hay de todo, pero sobre todo mucha coherencia. Hay cosas nuevas y de lo que siempre he sido, un guitarrista flamenco. Se nota que hay una búsqueda. Creo que he descubierto algunos recovecos por ahí que estaban dentro de mí. Hay algún tema de música brasilera, otro muy flamenco, muy rítmico; hay un tanguillo, que es un guiño a Cádiz muy interesante. Luego hay una soleá muy flamenca también, hay un bolero al estilo más puro. Y me he atrevido a hacer un pasodoble, que es bastante novedoso, creo.
--Debe ser algo muy difícil.
--Sí, sí. Además, en el tiempo en el que vivimos a mucha gente le puede parecer hortera, pero se trata de eso, de darle la vuelta a la tortilla y hacer algo que tenga interés. Está dedicado a José Tomás.
--¿No teme que haya polémica? Los toros no son muy bien vistos.
--Yo admiro mucho a los toreros. Hay algunos que realmente me encantan porque lo que hacen es arte. Eso es lo que yo veo ahí. No sé si esto se va a perder o no, pero mientras dure yo iré a ver a Pablo Aguado, a José Tomás y a todos los toreros que me inspiran, porque son una verdadera maravilla.
--Ya que nos ponemos a hablar de pérdidas. ¿Se ha perdido también la tradición de la música española a favor de la fusión?
--Yo creo que no se va a perder bien mientras haya gente que hagamos algo por conservarla. Y conservar significa también evolucionar. El flamenco crece con sonidos diferentes y eso es lo que trato de hacer, desde mi corto entendimiento, como músico sin etiquetas. La música es infinita. Es interesante rebuscarse y decir “esta es mi música. Me da igual que os parezca flamenco o no”. Otra cosa es que se le llame flamenco a cosas que no lo son. Porque a veces se juntan dos artistas y ya se le llama nuevo flamenco.
--De hecho, usted antes hablaba de la coherencia de su música. ¿Se ha pervertido mucho el término flamenco?
--Sí. Yo creo que es un poco por desconocimiento. Muchas veces se usan términos como flamenco o flamenquito que son una falta de respeto al flamenco, que es un género muy serio y profundo. Eso no sé si es pervertir el flamenco, es la gente la pervertida. Muchas veces por desconocimiento se confunden muchas cosas. El que realmente es un amante de flamenco sabe lo que es y dónde tiene que ir a escucharlo. Hoy lo tenemos todo a mano.