El nombre ya puede sonar a anticuado, Macho man. Las ideas que algunos procesan lo son, pero el contenido se encuentra dentro de esta instalación nacida de la mente de Àlex Rigola y su compañía Heartbreak hotel.
El director de escena se ha rodeado de dramaturgos “y sobre todo dramaturgas” como Alba Pujol para retratar la realidad de la violencia de género. Desde dentro, contada por sus protagonistas y llegando a través de la emoción, como hace el teatro.
“La idea sale desde la voluntad de la compañía de poner un granito de arena a lo que sucede y cambiar lo que está pasando”, señala Rigola. Un hecho que demuestra que el tema le interpela. No ha sido necesaria ninguna iniciativa institucional para ponerse manos a la obra.
Las historias que le han llegado le han conmovido. Admite que no están todas en la instalación que se puede ver de forma gratuita en el Centre Arts Santa Mònica de Barcelona. “Hemos intentado eliminar la violencia macabra, porque os aseguro que hay audios que cortan la respiración”, advierte.
Eso no impide que quien se sumerja en Macho man no quede tocado por lo que allí se encuentra. Claro que esa siempre fue la voluntad del director de escena. “Nuestro trabajo no es ir al violador o al asesino, sino que el medio donde él crea sus violencias no exista”, señala.
Y lo consigue. De forma “lúdica, que no divertida”, matiza, Macho man se vuelve “un viaje emocional y físico” que “no es nada sin el sonido”. La voz de una actriz víctima de esta violencia de género relata una realidad que desconcierta y “se queda grabada”.
Desde el arte de Boticelli a videojuegos, “que permiten hacer cosas más que impensables”, pasando por sentencias judiciales actuales “que son un completo disparate”, el visitante pasa por diversas estancias en que la realidad le supera. Le oprime. Tanto que su efecto es catártico, como una obra de teatro.
Prueba del impacto de esta instalación es que, en su camino, adolescentes que han pasado, nacionales e internacionales, algunos por aquí ya lo han experimentado. “Ha servido como herramienta social y para incluso detectar casos que no se habían denunciado”. Macho man ha servido para que algunas mujeres se den cuenta de que han estado sometidas a violencia de género.
Esa es su vocación, la de concienciar, “que no salgas igual que cuando has entrado”. Da igual que sea “una instalación hecha y pensada por gente del teatro”, en ella se encuentran “documentos reales”. Pero no está pensada para ellas, sino para ellos. Ellas viven momentos, escenas, discursos machistas a diario, desde chistes a salarios inferiores que otros compañeros suyos. “En el caso del hombre lo puedes imaginar, pero es como tener hijos, te lo pueden explicar y lo puedes teorizar, pero no es lo mismo sufrirlo en carne propia y vivirlo cada minuto de tu vida”.
“Es una instalación pensada para que sobre todo los hombres empaticen con la situación en la que se encuentran la mayoría de las mujeres”, subraya el catalán. Siempre tuvo claro que ellos son el target objetivo y a quienes va dirigido este proyecto, porque “a pesar de todos los esfuerzos, aún parece que se ha de hacer mucho más” para acabar con el machismo y la violencia machista. Conseguirlo puede resultar tarea imposible, pero instalaciones como Macho man causan tal impacto que pueden cambiar muchas formas de ver el mundo.