La muerte de Beatriz Álvarez-Guerra a los 26 años en un accidente de coche dejó al mundo conmocionado. Su pareja, Eduardo Rosa, está roto, pero ha querido compartir una carta en Instagram con sus seguidores y conocedores de la actriz.
La misiva ha emocionado a muchos. El desgarro de sus palabras ha llegado al corazón de los lectores que le han mostrado su máximo apoyo en estos momentos de dolor.
Sin aliento
"No sé cómo digerir esto, babe, para entender que tu camino acaba así. Que te has ido. Que no te voy a volver a tener en mis brazos. Que todo acabó en ese punto negro de Pontevedra, y en ese río.No sé cómo hacerte sentir que me cambiaría por ti con tal de no dejarte ir. Y no lo haré", asegura Rosa dirigiéndose a su novia.
Las palabras han llegado al corazón de sus seguidores, sobre todo, al leer las intenciones que tenía con ella. "Me di cuenta de que quería pedirle permiso para secuestrarla el resto de mi vida, literalmente. Pero si se lo decía demasiado pronto, quizás la espantaría", reconoce.
Una llamada
Todo cambió de golpe. "El 4 de Octubre recibí la peor llamada de teléfono de mi vida. Perderte para siempre. Hice de todo para conquistarte, y ahora no puedo hacer nada para no perderte", lamenta el actor. "No sé cómo entender que te has ido antes de tiempo. No me imagino mi vida sin ti. Teníamos un futuro. 4 hijos que tener. Y una vida que soñamos", subraya.
"Te quise y te querré hasta que me desplume. Cumpliré lo que te prometí. Todo lo que prometí", concluye. Unas palabras de amor que han tenido la reacción de apoyo y cariño de compañeros actores y actrices como Elena Furiase, Paula Echevarría o Enric Massip, entre otros.
Abrazos por dar
La cosa no se ha quedado ahí. El intérprete continúa escribiendo en los comentarios palabras que conmueven al mundo: "Mi felicidad dependía directamente de la tuya, aunque eso supusiera sacrificios. Sé que esto podía no ser sano. Y que debía reconducir esta sensación. Eso me dijo el capitán del barco. Pero ocurrió. Y me sentía absolutamente así contigo. Quererte más que a mí mismo. La vulnerabilidad de depender del otro. Sé que esto era mutuo, y eso no te gustaba".
"Quererte ha sido lo mejor que me ha pasado. Abrazarte era tocar el cielo, Bea. Y siempre serás el amor de mi vida. No te soltaré, babe", sentencia.