Mañana uno de octubre hará un año exacto que Anabel Pantoja y Omar Sánchez se casaron en la isla de La Graciosa, después de la polémica familiar por la muerte de la matriarca, Doña Ana. Sin embargo, la felicidad no duró mucho, ya que ahora la pareja está separada: ella con un nuevo amor y él concursando en el nuevo reality de Telecinco, Pesadilla en El Paraíso.
Ha sido precisamente allí donde el canario ha hecho sus confesiones más íntimas sobre cómo llegó su relación al día del enlace y cómo fue el tan esperado día. "Me casé enamorado, pero jodido", ha confesado.
La boda y la maternidad
Hubo muchas dudas sobre si se celebraría el enlace o no tras la repentina muerte de la abuela de Anabel, pero Omar ha explicado por qué decidieron seguir adelante: "No paramos la boda porque estaban todos los invitados y se habían gastado una pasta". Así las cosas, el windsurfista agradece que haya sido una boda y no un hijo.
La maternidad ha sido un tema conflictivo en su relación, y Sánchez ha querido contar su punto de vista: "Ella no estaba con un estilo de vida para ser madre, sobre todo el último año. Sí quería, pero si la relación se tambalea en el último año, ¿te vas a arriesgar? De aquí para allá, al final eso te hace alejarte más".
No pierde la esperanza
Así las cosas, el canario no espera la esperanza, y asegura que él, a pesar de todo, quiere pasar por el altar y formar una familia: "No descarto casarme otra vez, no pierdes ese sentimiento o esa ilusión de encontrar a alguien". Ahora, sin embargo, confiesa que se encuentra "feliz, tranquilo, y eso es lo que importa".
Lo cierto es que dentro del reality ya tiene a alguien que le aporta esa paz: Marina Ruiz. La pareja ya se ha confesado lo que sienten el uno por el otro e incluso han protagonizado unos besos de película. ¿Será ella la que vea al final del altar?