Llegué a plantearme ocultar mi orientación sexual toda la vida, e incluso casarme con una mujer y tener hijos porque no me aceptaba". Así vivió en su día Fernando Tejero su homosexualidad.

El actor disfruta ahora de gran aceptación entre el público y es reconocido por sui trabajo, pero su salida del armario no fue del todo fácil. A sus 54 años ha revelado que sufrió acoso en el la escuela e incluso en su casa.

Bullying y miedo

“He sufrido bullying en el colegio por ser homosexual y tener pluma. Incluso mis hermanos me llamaban marica", recuerda. "Tenía la voz como afeminada, indica y "a día de hoy tengo la voz grave por forzarla" y "la pluma me la quité por ese esfuerzo de no tenerla", confiesa.

El actor "tenía miedo a la sociedad, al dedo acusador, a mi familia. A que no me aceptasen. El primero que no me aceptaba era yo. Yo no creía que pudiera ser homosexual". Incluso llegó a pensar "que ocurriría un milagro y dejaría de ser homosexual". Tanto es así que ha "dejado de tener relaciones sexuales con ciertas personas porque negaba mi propia homosexualidad".

Consecuencias

 "A día de hoy, según qué situación tartamudeo como consecuencia del bullying que sufrí", asevera Tejero. También cree que uno de los motivos por los que tuvo depresión es porque no se aceptaba. "Es muy difícil tener que andar ocultando, fingiendo", prosigue. Incluso tuvo novias.

Madrid lo cambió y ayudó y ahora, fuera del armario se siente "completo", pero "a mí me causó tristeza, pena, depresión" vivir "en esa mentira". Ahora está mejor, sí "pero a día de hoy todavía sigue habiendo mucho prejuicio y homofobia. Hasta que eso no se acabe habrá muchísima gente que seguirá teniendo miedos", alerta.

Deseos

Por eso espera que todo cambie. "Lo más bonito que podría pasar en la vida es que algún día no tuviésemos que hablar de esto. Que fuera una cosa que estuviera normalizada de verdad", concluye el intérprete.

Tejero desea "dejar un mundo donde no existan las etiquetas y que las futuras generaciones se puedan sentir libres y no pasen ni por la mitad de lo que yo he pasado”. “Me encantaría”, sentencia.