El matrimonio entre José Ortega Cano y Ana María Aldón pende de un hilo. Ayer por la tarde, en Ya son las ocho, el torero intervenía en el programa para pedir públicamente a su hija, Gloria Camila, y a su mujer que dejen de hablar de él: "Les pido que me dejen vivir tranquilo, que dejen de hablar de mí".
Sin embargo, la diseñadora de moda no se ha tomado nada bien este toque de atención y, según ha contado Carmen Borrego esta tarde en Sálvame, estaría a punto de "tocar fondo". La hija pequeña del clan Campos ha recibido varias llamadas de Aldón que la han dejado de lo más preocupada y ha contado la información que le han transmitido: "Se están poniendo las cosas muy feas".
"Al límite"
Al parecer, Ana María estaría "llegando a límites muy duros. Está destrozada, no tanto por una ruptura en el matrimonio, sino por tocar fondo como persona". Borrego asegura que la comunicación con la diseñadora ha sido muy difícil, ya que "tenía una voz ahogada en el llanto. Ana María no era capaz de articular palabra. Y entonces ella ha empezado a sincerarse".
Según ha explicado la colaboradora, "Ana María tiene que pedir permiso para todo. En su casa manda más Marina, la asistenta, que ella misma. Incluso manda más Gloria Camila que ella". Borrego ha transmitido que está "muy preocupada por las condiciones en las que está". Así las cosas no quiere separarse de su marido: "Quiere que él le dé su sitio".
No tiene ni voz ni voto en su propia casa
Unas afirmaciones que no pillan a nadie por sorpresa, puesto que es algo que ella le lleva recriminando al torero durante los últimos meses, desde que este se sentó en el plató de Viva la vida confesando que aún seguía enamorado de Rocío Jurado. "Me han pedido que haga esto público porque es la única forma de ayudar a Ana María", ha asegurado Carmen.
Con todo, la situación de Ana María es tan extrema que, incluso, se estaría planteando abandonar el domicilio familiar por una temporada y trasladarse a Sanlúcar de Barrameda para cuidar a su madre, que está enferma. Situaciones desesperadas requieren soluciones desesperadas y Ana María Aldón se encontraría en una de ellas.