"Los actores estamos locos". Así es como se define Roger Berruezo, un intérprete catalán que se dedica al cine, la televisión y el teatro. Ahí es precisamente donde se encuentra ahora mismo, protagonizando el espectáculo Company, el musical, un show lleno de música y comedia que estará en el Teatro Apolo hasta el 12 de junio.
Una obra de Stephen Sondheim y George Furth estrenada en Broadway en 1970 y que llega ahora a Barcelona de la mano de Antonio Banderas, en la que es la primera adaptación al castellano de este clásico de la comedia musical. El actor interpretó al personaje principal, Bobby, en las funciones que hicieron en Málaga, pero ahora Berruezo le ha tomado el relevo.
Reflexiones sobre el paso del tiempo
Todo un reto, pero también un orgullo para el catalán, que asegura que en alguna ocasión se ha sentido identificado con lo que le sucede al protagonista del musical. Bobby es el último soltero de un grupo de amigos al que no le escasean las mujeres. El soltero de oro, vaya. Sin embargo, se hace preguntas tan trascendentales como "¿Es mejor vivir soltero o en compañía?" o "¿Existe un tiempo límite para encontrar la felicidad?".
El paso del tiempo, la importancia de cuidar las relaciones, la amistad, el amor... Temas profundos y muchas risas son los ingredientes que ponen el broche de oro a este musical ambientado en Nueva York. Y sobre estos temas también reflexiona su protagonista, Roger Berruezo, en una conversación con Crónica Directo.
--Pregunta: ¿Cómo ha sido el recibimiento de la obra en Barcelona?
--Respuesta: Ha sido bueno, pero estamos teniendo un problema y es el público, que no viene gente al teatro. No sabemos si es por la pandemia, por el tiempo, que ha salido el sol y hace mucho calor y la gente no se quiere meter en un teatro... Estamos preocupados porque hay poco público y es una pena, pero el poco que viene es maravilloso y al final se ponen de pie y las críticas son muy buenas.
--¿Cree que es algo general o solamente está pasando en Barcelona?
--Venimos de Málaga y allí estaba Antonio Banderas como director y protagonista, cosa que es un gran reclamo. También es verdad que eran Navidades y el tiempo hace mucho. Además, al ser un título como Company, que no es muy comercial, nos está resultando un poco más difícil. Seguro que a la La Cubana le va mejor porque es un espectáculo más fácil de vender, pero, en general, está todo muy preocupante.
--En Barcelona le ha tomado el relevo a Antonio Banderas como protagonista. ¿Cómo lo ha vivido?
--Ha sido todo un reto, pero a la vez ha sido un orgullo. Al final he intentado hacerlo lo mejor que he podido, que es lo único que puedo hacer para que no se me pueda decir nada. Tampoco pretendo hacerlo igual que él; es imposible porque somos dos personas totalmente distintas, pero sí que he intentado encontrar mi manera de darle vida a este personaje.
--¿Ha sentido presión por las posibles comparaciones o críticas que pudieran hacerle?
--Al final la presión se la hace uno mismo. Los humanos, y sobre todo los actores, que estamos locos, somos así: en vez de ponernos las cosas fáciles, nos echamos piedras sobre nuestro propio tejado. Y sobre las críticas, si hay alguna negativa, nos vamos a quedar más con esa que con las ocho mil buenas, es así de triste [risas].
--Antes interpretaba a un personaje secundario, pero ahora hace de protagonista. ¿Cómo ha vivido ese cambio de papel?
--De repente era árbol cuatro, como digo yo, y ahora estoy todo el rato en escena y todo pasa por el personaje de Bobby. Eso sí, no creo que sea el protagonista, porque al final es un espectador más que está observando a sus compañeros y a él le pasa otra historia. Pero sí que es verdad que estoy todo el rato en escena y después de hacer 108 funciones en Málaga con un personaje y ahora empezar de golpe con otro totalmente distinto es un paso, pero que al final ha terminado funcionado.
--¿Se ha sentido identificado con este nuevo personaje?
--En parte sí. Como habla de situaciones cotidianas de muchos tipos de relaciones diferentes y todos más o menos hemos vivido o estamos viviendo cosas de estas, hay momentos que pienso: "Esto me está tocando demasiado".
--Su personaje se encuentra en mitad de muchos matrimonios y parece que nunca asienta la cabeza. ¿Cree que refleja la realidad de muchas personas actualmente?
--No es tanto porque se te pase el arroz o por casarte o crear una familia, pero sí el significado de compartir y estar con alguien. Al final, a Bobby lo que le pasa es que cree que perderá más que ganará estando con alguien, y eso a mí también me ha pasado algunas veces. A veces tenemos algunas similitudes que me dan miedo [risas].
--En la obra hay mucha producción detrás, con la orquesta en directo, el escenario giratorio... ¿Les ayudan estos elementos a incrementar la potencia de la obra?
--Lo que siempre ha querido Antonio es que todo tuviera un sentido. El escenario giratorio no deja de ser un reloj, ya que si te fijas desde arriba están marcadas las minutas, los segundos... porque al final es de lo que habla la obra, del paso del tiempo. Todo tiene un porqué. El número tres también tiene mucho significado, ya que está presente durante toda la obra: son tres círculos giratorios; las parejas y Bobby, siempre son tres; él tiene tres novias... Y el hecho de tener a los músicos integrados nos ayuda porque nos hace sentir más arropados.
--Es curioso porque quizás el público que va a ver la obra no se da cuenta de todos estos detalles.
--Ya, yo creo que Company es uno de esos musicales que tienes que ver a lo mejor dos o tres veces para darte cuenta de todos los detalles y la simbología que hay detrás.
--¿En qué momento están los musicales actualmente en España?
--Hay de todo. El público es totalmente diferente en Barcelona y en Madrid en cuanto a la costumbre de ir al teatro, los precios... Pero yo creo que cada vez se hacen cosas de más calidad para empezar a reeducar al público. Siempre ha habido una cultura un tanto despectiva hacia el musical, pero cada vez está cogiendo más protagonismo y obteniendo el sitio que se merece.
--¿Por qué cree que a la gente le produce rechazo ir a ver un musical?
--Ahora ya no tanto, pero antes quizás sí. La gente tiene una idea preconcebida de lo que son los musicales, pero al final se llevan una sorpresa cuando se dan cuenta de lo que son realmente. También es verdad que cuando algo está mal o no está hecho con cariño, al final te estás cargando al público para que no vuelva y para que no confíe en ese espectáculo. Company no es un musical comercial, no es un Mamma mía, ni un Ghost, ni un Billy Elliot, que solo con el nombre es más fácil que se llenen. Hay algunos que son más cultos que otros, a nivel musical, o más fáciles o más difíciles para el oído. Pero, al final, cuando vas al teatro, lo que quieres es que te hagan desconectar un rato y que te remuevan algo por dentro.
--¿Cree que el término "actores de musicales" está infravalorado?
--Sí, la gente desmerece mucho nuestra faena. Te dicen: "¿Ah, tú eres actor de musical?", y es como: "¿Por qué lo dices así si yo canto, bailo y además tengo un tempo que tengo que seguir?". Yo creo que es mucho más completo que otros actores. También es un poco por el estilo, porque antes los musicales eran más clásicos en cuanto al canto: la forma de hablar era muy forzada y se hacía como si se estuviera haciendo doblaje. Cada vez más se van quitando esos estigmas, pero yo, que he trabajado tanto en televisión, en cine como en teatro, muchas veces me dicen lo de "actor de musical" como algo despectivo, pero al final soy un actor que canta, baila y hace de todo.
--De todo lo que ha hecho en su carrera como actor (televisión, cine, teatro…), ¿con qué se queda?
--Todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Me encanta hacer tele o cine porque me encanta estar delante de la cámara. Pero en el teatro, lo que más me pesa son los horarios: cuando haces teatro, tienes que estar dedicado al 100%. Los horarios, estar pendiente de la voz, de tu descanso... Es muy sacrificado y después de 12 años empieza a pesar: no tienes Navidades, no tienes fin de año, no tienes los fines de semana... En cambio, cuando estás en televisión sabes que estás de lunes a viernes y no hay tanta presión porque sabes que si te equivocas, se corta y vuelves a hacerlo. Al final, todo tiene su magia, pero yo, si puedo seguir haciendo un poco de cada, estupendo.
--¿Qué planes futuros tiene?
--Hasta el 12 de junio seguimos con Company, pero los lunes que tengo libre estoy grabando en Madrid una serie de Netflix, que se llama Machos Alfa y saldrá a finales de año. También grabé una película el año pasado que se llama Un novio para mi mujer. Al final es ir haciendo lo que se puede y dejándote llevar hasta que se aguante, que tampoco es fácil.
--¿Se ha planteado alguna vez dejarlo?
--Yo creo que me lo planteo cada dos días desde hace muchos años [risas]. Yo estudié diseño gráfico y a veces pienso que estaría mejor trabajando con mi ordenador, en mi oficina... No es fácil aguantar, porque hay épocas en las que no hay trabajo y otras que hay muchísimo, y psicológicamente esa no estabilidad no es fácil de aguantar. Pero hay que saber priorizar y saber hasta donde llegan los límites de cada uno.